Null Xenophon HELLOUIN (1820-1895)

Composición con liebres y perdices y Composi…
Descripción

Xenophon HELLOUIN (1820-1895) Composición con liebres y perdices y Composición con ánade real y paloma Óleo sobre lienzo firmado abajo a la izquierda. 66 x 92 cm. (Accidentes y restauraciones).

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Xenophon HELLOUIN (1820-1895) Composición con liebres y perdices y Composición con ánade real y paloma Óleo sobre lienzo firmado abajo a la izquierda. 66 x 92 cm. (Accidentes y restauraciones).

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Icono ruso de la segunda mitad del siglo XIX. "San Jenofonte y María". Óleo, pan de oro sobre tabla. Presenta múltiples desconchones en el dorado. Medidas: 18 x 14 cm. El venerable Jenofonte y su esposa María, así como sus hijos Arcadio y Juan, eran nobles ciudadanos de Constantinopla en el siglo V. A pesar de su riqueza y nobleza, se distinguían por su sencillez espiritual y su bondad. Deseosos de dar a sus hijos una mejor educación, los enviaron a la ciudad fenicia de Beirut. Desgraciadamente, el barco en el que navegaban los dos hermanos naufragó. Fueron zarandeados por las olas a distintas partes de la costa. Afligidos por la separación, los hermanos se consagraron a Dios y aceptaron el monacato. Los padres no recibieron noticias de sus hijos durante mucho tiempo y los consideraron perecidos. Pero Jenofonte, ya anciano, mantuvo la fe en el Señor, consoló a su esposa María y le aconsejó que no se afligiera y creyera que el Señor protegería a sus hijos. Varios años más tarde, el matrimonio peregrinó a lugares santos y, por casualidad, se encontró en Jerusalén con sus hijos, que por aquel entonces ya eran ascetas en diversos monasterios. Por la alegría de lo sucedido y en agradecimiento a Dios, Jenofonte y María aceptaron el monacato y dedicaron toda su vida al cristianismo. Los monjes Arcadio y Juan, después de despedirse de sus padres, ascendieron al desierto, donde, tras largos actos ascéticos, se hicieron famosos por el don de la maravilla y la penetración. Los venerables ancianos Jenofonte y María también recibieron de Dios el don de los milagros, realizando ascesis en silencio y ayuno estricto. En el culto ortodoxo, los venerables Jenofonte y María son los protectores de todos los desaparecidos. En términos iconográficos, la representación más común de estos dos santos es con sus dos hijos. Sin embargo, representaciones como la del lote subastado también son aceptables en la iconografía tradicional. Este icono, realizado en óleo sobre tabla, presenta finos elementos decorativos, que simulan el esmaltado. De fondo dorado vibrante, aporta luz y simboliza el resplandor divino. Una serie de signos, aunque muy sutiles y casi diluidos en la iconografía tradicional, como, por ejemplo, la bendición con dos dedos y la cruz de ocho puntas visible en el quitón de San Jenofonte, indican que el presente icono pudo producirse en los talleres de los Viejos Creyentes.