Null Escuela holandesa del siglo XVIII.
"Paisaje con ruinas y figuras".
Óleo sob…
Descripción

Escuela holandesa del siglo XVIII. "Paisaje con ruinas y figuras". Óleo sobre lienzo. Repintado. Presenta repintado. Medidas: 41 x 58,5 cm; 56 x 73 cm (marco). De todas las aportaciones de los países del norte de Europa a la historia del arte, ninguna ha alcanzado la importancia y la popularidad duraderas de la pintura de paisaje holandesa del siglo XVII. Las obras de Avercamp, Van Goyen y Ruysdael, entre muchos otros, evocan los contornos, los terrenos y las atmósferas de los Países Bajos de forma más vívida de lo que jamás se ha representado ningún otro lugar, grande o pequeño. Dentro de esta tradición, la aportación paisajística holandesa más revolucionaria y duradera ha sido sin duda su naturalismo. Los pintores holandeses del siglo XVII fueron los primeros en crear una imagen perceptivamente real y aparentemente completa de su tierra y sus gentes. Aunque el paisaje como género independiente apareció en Flandes en el siglo XVI, no cabe duda de que este tipo de pintura sólo alcanzó su pleno desarrollo entre los artistas holandeses. Puede decirse que fueron prácticamente ellos quienes inventaron el paisaje naturalista, que afirmaron como rasgo exclusivamente central de su patrimonio artístico. No cabe duda de que el pintor holandés, lleno de orgullo por su tierra, supo mostrar a través de sus cuadros la belleza de sus vastas llanuras y sus cielos cubiertos, el trazado regular de sus canales y ríos serpenteantes, sus pólderes y diques, sus playas y, por supuesto, sus espectaculares mares tormentosos. A pesar de su naturalismo o del registro inventarial de los hechos, los paisajes holandeses eran al menos tan producto de la imaginación como de la observación. La visión holandesa de la realidad, casi tan literal como la fotografía, no traza tanto la os o examina la topografía de su entorno como selecciona y remodela naturalmente la naturaleza para presentarla de forma ejemplar.

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Escuela holandesa del siglo XVIII. "Paisaje con ruinas y figuras". Óleo sobre lienzo. Repintado. Presenta repintado. Medidas: 41 x 58,5 cm; 56 x 73 cm (marco). De todas las aportaciones de los países del norte de Europa a la historia del arte, ninguna ha alcanzado la importancia y la popularidad duraderas de la pintura de paisaje holandesa del siglo XVII. Las obras de Avercamp, Van Goyen y Ruysdael, entre muchos otros, evocan los contornos, los terrenos y las atmósferas de los Países Bajos de forma más vívida de lo que jamás se ha representado ningún otro lugar, grande o pequeño. Dentro de esta tradición, la aportación paisajística holandesa más revolucionaria y duradera ha sido sin duda su naturalismo. Los pintores holandeses del siglo XVII fueron los primeros en crear una imagen perceptivamente real y aparentemente completa de su tierra y sus gentes. Aunque el paisaje como género independiente apareció en Flandes en el siglo XVI, no cabe duda de que este tipo de pintura sólo alcanzó su pleno desarrollo entre los artistas holandeses. Puede decirse que fueron prácticamente ellos quienes inventaron el paisaje naturalista, que afirmaron como rasgo exclusivamente central de su patrimonio artístico. No cabe duda de que el pintor holandés, lleno de orgullo por su tierra, supo mostrar a través de sus cuadros la belleza de sus vastas llanuras y sus cielos cubiertos, el trazado regular de sus canales y ríos serpenteantes, sus pólderes y diques, sus playas y, por supuesto, sus espectaculares mares tormentosos. A pesar de su naturalismo o del registro inventarial de los hechos, los paisajes holandeses eran al menos tan producto de la imaginación como de la observación. La visión holandesa de la realidad, casi tan literal como la fotografía, no traza tanto la os o examina la topografía de su entorno como selecciona y remodela naturalmente la naturaleza para presentarla de forma ejemplar.

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