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Mesa para relojes



Mesa de trabajo antigua llamada "travailleuse", chapa…
Descripción

Mesa para relojes Mesa de trabajo antigua llamada "travailleuse", chapada en limonero, la solapa superior revela un espejo, tres cajas y dos pequeñas solapas laterales que forman respectivamente un soplete y un cojín de agujas. Se apoya en unas patas en forma de X acabadas con ruedas y unidas por un puntal. Francia, periodo de Carlos X. Adaptado como vitrina para relojes. Altura 75 cm Anchura 65 cm Esta "mesa de relojes" simboliza por sí sola el espíritu de esta colección que nos ha contado la historia del tiempo desde el siglo XVI hasta el XX. Desde los relojes primitivos hasta la invención del muelle espiral con los primeros relojes de cebolla, desde los relojes decorativos hasta los relojes con complicaciones, esta tabla puede contener una variedad infinita de modelos que se pueden ver de un vistazo. Es este ojo el que ha sabido elegir tan bien todos estos relojes en las grandes subastas públicas del último siglo, el coleccionista no se ha equivocado y el martillo del subastador ha caído repetidamente a su favor. Esta apasionante vida del coleccionista es una verdadera invitación a viajar por la historia del tiempo.

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Mesa para relojes Mesa de trabajo antigua llamada "travailleuse", chapada en limonero, la solapa superior revela un espejo, tres cajas y dos pequeñas solapas laterales que forman respectivamente un soplete y un cojín de agujas. Se apoya en unas patas en forma de X acabadas con ruedas y unidas por un puntal. Francia, periodo de Carlos X. Adaptado como vitrina para relojes. Altura 75 cm Anchura 65 cm Esta "mesa de relojes" simboliza por sí sola el espíritu de esta colección que nos ha contado la historia del tiempo desde el siglo XVI hasta el XX. Desde los relojes primitivos hasta la invención del muelle espiral con los primeros relojes de cebolla, desde los relojes decorativos hasta los relojes con complicaciones, esta tabla puede contener una variedad infinita de modelos que se pueden ver de un vistazo. Es este ojo el que ha sabido elegir tan bien todos estos relojes en las grandes subastas públicas del último siglo, el coleccionista no se ha equivocado y el martillo del subastador ha caído repetidamente a su favor. Esta apasionante vida del coleccionista es una verdadera invitación a viajar por la historia del tiempo.

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