Théophile MANDAR (1759-1823) ardiente dirigente de la época revolucionaria, comisario del Consejo Ejecutivo, literato. MANUSCRITO con correcciones autógrafas, Primera época y 1791. Segunda época; 2 cuadernos cosidos de 14 y 23 páginas en-4. Curiosos recuerdos sobre dos episodios revolucionarios, que parecen ser inéditos. Primer periodo. Relato de un episodio del 12 de mayo de 1790: durante una reunión de una sociedad patriótica, un sacerdote fanático, J. Roux, habiendo propuesto crear un registro en el que se denunciaría a los traidores y se nombraría a los ciudadanos amigos de la Constitución para hacer justicia, Mandar improvisó un discurso extravagante mezclando referencias a la Antigüedad, al Génesis y a la historia moderna, para denunciar la petición de un nuevo Saint-Barthélemy: "¡Ah! Cuáles serían los elementos de felicidad para un Estado, si los ciudadanos de este Estado recurrieran al crimen en ayuda de la Patria; y si se estableciera como principio que el asesinato, que el incendio provocado, que el homicidio se colocaran entre las armas destinadas a proteger a los ciudadanos!", etc. 1791. 2ª época. Después de la supresión, por la Asamblea Nacional, el 29 de junio de 1791, de los "talleres de caridad" que empleaban a 22.000 hombres, Mandar aceptó presidir una delegación de obreros que se dirigió el 1 de julio al alcalde BAILLY, con el fin de obtener un relevo del Directorio del departamento. Al día siguiente, se redactó una petición y se presentó al ciudadano Lameth, presidente de la Asamblea Nacional, y esa misma noche, ante una treintena de miembros de las comisiones interesadas, Mandar pronunció un enérgico discurso: "Antes que sucumbir a la rabia del hambre, veintidós mil hombres se convertirían en todopoderosos; teman, señores, que el hambre, que la miseria se convierta finalmente en un fermento de insurrección, cuyas consecuencias les será imposible detener o impedir"... Mandar resumió los debates con La Rochefoucauld y Bailly, y su contraataque: Ante la amenaza de utilizar la fuerza armada contra los trabajadores, reunirá a todo el pueblo e investirá a la Asamblea Nacional: "¡el propio ejército dará paso a la procesión del hambre! La historia termina con un triunfo: el 3 de julio, la Asamblea proclama nuevas ayudas, puestos de trabajo y asistencia para el regreso a casa de los desempleados que aún no estaban domiciliados en París el 14 de julio de 1789. Mandar añadió de su puño y letra: "Mi arenga determinó un gasto, muy acertado, de 300.000F"...