Null VOGEL MULLIN SUSAN.

Baule: Arte africano ojos occidentales.

Ed.David Fran…
Descripción

VOGEL MULLIN SUSAN. Baule: Arte africano ojos occidentales. Ed.David Frankel-Yale University Press 1997, in-4 encuadernación en tela beige y sobrecubierta ilustrada.

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VOGEL MULLIN SUSAN. Baule: Arte africano ojos occidentales. Ed.David Frankel-Yale University Press 1997, in-4 encuadernación en tela beige y sobrecubierta ilustrada.

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Estatua sedente, Baulé, Costa de Marfil Madera, tela, abalorios Altura: 47,5 cm Origen: Colección Patrick Girard, Lyon Colección Patrick Girard, Lyon, adquirida hacia 1980 Colección Richard Vinatier, Aviñón (inv. n0 607) Celebrada y elevada al rango de las artes primitivas más apreciadas por los occidentales, la estatuaria de Baoulé ha conquistado a los estetas del mundo entero por su simbolismo, su delicado modelado y la tranquilidad con que está animada. Entre los modernistas, Vlaminck fue uno de los primeros en sucumbir. A su sorprendente "reflexión introspectiva" (Vogel, Baulé: African Art, Wester Eyes, 1997, p. 28) se une su rara, notable e intrigante postura sentada, que acentúa su quietud y le confiere un aire meditativo. En la superficie de esta figura femenina, cuyos gestos están impregnados de delicadeza, aparece una pátina costrosa y algunos rastros de caolín, que permiten identificarla con un asia usu. Se dice que representa, según lo dictado por el adivino (el komyienfwé), a "un genio de la selva" con forma y rasgos humanos que corresponden a los criterios iconográficos clásicos de la belleza Baule. Como intermediarios con las fuerzas naturales y sobrenaturales, concebidos como receptáculo y morada de los espíritus, los asye usu permitían a los hombres, y al propio adivino, apaciguarlos, honrarlos y comunicarse con ellos. Encarnando el espíritu de la naturaleza, el arte cumplía una función superior destinada a: "Vencer el instinto y lo irracional, ir más allá del desorden del mundo e inscribir un equilibrio en planos claros y contornos precisos, dominar la impulsividad, inmovilizar el espíritu volátil, imponerle la coacción de una medida, de una musicalidad. [...] Imponer a un ser indócil y turbulento una arquitectónica, una densidad, unas líneas armoniosas, suavemente curvas" (Boyer, Baulé, 2008, p. 33-34). Según Susan Vogel, los elaborados peinados -aquí formados por finas hileras de trenzas trenzadas- y las refinadas escarificaciones en el busto, el vientre y el rostro de esta figura femenina sentada eran "signos de la persona civilizada", que expresaban el hecho de que "las energías antaño salvajes y destructoras trabajarán ahora por el bien de su huésped humano". (De lo visible a lo invisible, p. 237). Cuanto más bella es la estatua, más benévolo es el espíritu. Sus formas se complementan, reflejándose en perfecta armonía. Las líneas angulosas de los pechos esbeltos y puntiagudos, las rodillas y los codos doblados, que contrastan hábilmente con la suavidad del rostro ovalado y la exagerada redondez del vientre, sobre el que están colocadas cuidadosamente sus manos, sugiriendo fertilidad, contribuyen al ritmo de la composición. Con su postura sentada, orgullosa y dinámica (las piernas dobladas expresan una energía concentrada), su encanto majestuoso y la exaltación de una belleza perfectamente dominada, esta estatua refleja con fuerza el enfoque de los más poderosos adivinos komyen que, para afirmar sus poderes, encargaban las esculturas más elocuentes. Acercarse y admirar el arte Baule es considerar la cultura visual particular y específica de esta sociedad. Nian dan, que significa mirar fijamente una obra de arte, es socialmente inaceptable; "en la práctica visual de los Baule, mirar una obra de arte, o los objetos de significado espiritual, es la mayoría de las veces un privilegio y un peligro potencial". (Susan Vogel, From the Visible to the Invisible, Art and Visual Culture, página 110). Boyer (en Joubert, 2016, p.136) y Bernard de Grunne (en Fischer & Homberger, 2015, p.84) señalan que solo el 5% de las estatuas están representadas en posición sedente, y que el 14% de 1300 están sentadas. Por su belleza, su poder simbólico sagrado y su rara postura sentada en un taburete, une el objeto sagrado con el objeto cotidiano, dos concepciones muy diferentes entre sí. Según la tradición oral, el pueblo akan de el arte de la orfebrería en Costa de Marfil en el siglo XVIII. siglo XVIII. En el corazón de la mitología akan, los seres y objetos que pueblan el universo son criaturas de Odumankaman y del hombre. Odumankaman creó seres y objetos no materiales y crea seres y objetos materiales. En el primer grupo, los akan clasifican el habla, los espíritus, los genios y el aire. En el segundo, mencionan el agua, la tierra, la piedra, los metales, los elementos de la flora, los elementos de la fauna y los humanos. El creador del Universo también creó seres animados e inanimados. Todas estas criaturas surgieron antes que el hombre, y todas ellas son seres que nacen, viven y mueren.