Null Martin van MEYTENS (Estocolmo 1695 - Viena 1770)

Retrato de Carlos José de…
Descripción

Martin van MEYTENS (Estocolmo 1695 - Viena 1770) Retrato de Carlos José de Habsburgo Lorena (1745-1761) Lienzo y marco originales. Fallos y accidentes. 65 x 45 cm

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Martin van MEYTENS (Estocolmo 1695 - Viena 1770) Retrato de Carlos José de Habsburgo Lorena (1745-1761) Lienzo y marco originales. Fallos y accidentes. 65 x 45 cm

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Martin van Meytens Estocolmo 1695 - 1770 Viena, atribuido El emperador José II de niño Hacia 1750 Óleo sobre tabla 107 x 70 cm, con marco 115 x 76 cm Martin van Meytens, nacido en Estocolmo en 1695, fue un renombrado pintor sueco-austriaco célebre por sus refinados retratos. Tras estudiar en París, Londres e Italia, Meytens se estableció en Viena, donde se convirtió en pintor de la corte de la emperatriz María Teresa. Su estilo evolucionó del barroco al rococó, marcado por una meticulosa atención al detalle y la habilidad para captar la elegancia y personalidad de sus retratados. La obra de Meytens contribuyó significativamente a la documentación visual de la corte de los Habsburgo, lo que le convirtió en una figura fundamental del arte europeo del siglo XVIII. Este notable cuadro representa al emperador José II de niño, reflejando la importancia de su nacimiento y primeros años. En este retrato, el joven José II se muestra seguro de sí mismo con una chaqueta roja e irradia una compostura regia. En su mano izquierda sostiene un bastón, símbolo de su futura autoridad, mientras que la derecha descansa sobre su cadera, sugiriendo confianza en sí mismo y nobleza. La lujosa indumentaria que viste, ejecutada con meticulosa precisión, subraya su estatus real. José II, nacido en 1741, era el tan esperado heredero al trono de los Habsburgo, por lo que su nacimiento fue un acontecimiento trascendental. Hijo mayor de María Teresa y Francisco I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, estaba destinado a desempeñar un papel decisivo en la política europea. Su nacimiento se celebró en todo el territorio de los Habsburgo y se encargaron numerosos retratos de su infancia para resaltar su importancia y promover la continuidad de la dinastía. La difusión de imágenes de José II de niño tenía varios objetivos. Apuntalaban la legitimidad y estabilidad de la sucesión de los Habsburgo, transmitían la imagen de una dinastía fuerte y estable y preparaban al público para su posterior ascenso al poder. El retrato contribuyó a esta narrativa con su atención al detalle y su regia representación, retratando a José II no sólo como un niño, sino como un futuro emperador que encarnaba los valores y responsabilidades de su linaje. José II subió al trono en 1765 y su reinado estuvo marcado por importantes reformas destinadas a modernizar el imperio, promover los ideales de la Ilustración y aumentar la eficacia de la administración. Su importancia en la historia europea queda patente en sus esfuerzos por centralizar el Estado y en sus intentos de introducir cambios de gran calado en la educación, el derecho y la sociedad. Este cuadro es un testimonio de la habilidad del pintor para captar tanto la semejanza del personaje como su significado simbólico, asegurando que el legado de los Habsburgo fuera celebrado visualmente y preservado para la posteridad.