Günther Förg Günther Förg



Sin título

1989



Obra en 6 partes: cada una acrí…
Descripción

Günther Förg

Günther Förg Sin título 1989 Obra en 6 partes: cada una acrílico sobre plomo sobre madera Cada una de ellas de 80 x 60 cm. Enmarcado en un marco de estudio. Cada una de ellas está firmada, fechada e inscrita en el reverso de la madera "Förg 89 '22/89" y con inscripciones sucesivas "A" a "F". Agradecemos a Michael Neff, de la finca Günther Förg, su amable confirmación de la autenticidad de esta obra. Procedencia Galerie Bob van Orsouw, Zúrich; Colección privada, Renania del Norte-Westfalia Las características fundamentales de la orientación pictórica de Günther Förg se formaron ya durante su estancia en la Academia en la década de 1970. Desde el principio, apostó por una abstracción minimalista en el sentido de un nuevo comienzo liberado del lastre de la interpretación y centrado en la presencia física de la pintura. "Förg comenzó así su pintura cuando, para él, la abstracción ya no tenía nada que ver con la abstracción, pues la materialidad de la pintura material, la materialidad del soporte del cuadro o el pigmento sobre una superficie de la pared eran los factores decisivos del efecto". (Siegfried Gohr, citado en: Günther Förg, Make it new, Recklinghausen 2004, p.58). Sobre superficies pictóricas de aluminio, cobre y plomo, desarrolló medios de expresión que desdibujaban los límites entre la pintura y el arte objetual; más tarde continuó este camino hacia la tridimensionalidad con esculturas de bronce y relieves de yeso pintados. El espacio circundante también tiene una importancia decisiva para su pintura, concibe sus cuadros y series de cuadros como instalaciones espaciales; con sus pinturas murales también se apodera directamente del espacio. A partir de la segunda mitad de la década de 1980, Förg dedicó especial atención a sus cuadros de plomo. Pertenecen a sus grupos de obras más conocidos, en los que la materialidad del material elegido emerge con especial fuerza. La fácil maleabilidad del metal pesado, que lo convirtió en un material popular y de uso diverso en épocas anteriores, también es aprovechada por Förg al estirarlo, enrollado en láminas, sobre un marco de madera en lugar de lienzo. "Förg transformó estos materiales y sus diferencias inherentes -plomo - madera - materia pictórica- en una espacialidad difusa. Sin perspectiva, surge algo así como una caja de resonancia que rompe la estricta verdad de la composición geométrica. Fue sobre todo el descubrimiento del plomo lo que abrió nuevas posibilidades como contrapartida a la pintura. Este raro material para un artista cautiva sobre todo por dos cualidades, por un lado es particularmente pesado, por otro es particularmente vulnerable". (Siegfried Gohr, citado en: op. cit., p.63). Esto se debe a que las irregularidades que inevitablemente se producen durante el proceso de estiramiento en forma de pequeñas protuberancias, abolladuras y arañazos crean una superficie única en cada caso, que tiene una pátina inconfundible. De estas cicatrices y arañazos que caracterizan la superficie surge el carisma y la individualidad multicapa inherentes a estas pinturas. El plomo, con su carácter de materia prima, aparece bien directamente, porque hay partes sin pintar, o bien indirectamente bajo la capa de pintura, lo que da a las obras una profundidad de aspecto arcaico. En la recepción de estas obras de arte siempre juega un papel el contenido simbólico, con el que se carga el plomo material debido a sus ámbitos históricos de aplicación y a las propiedades que se le atribuyen. Las asociaciones sombrías con los equipos de guerra, la industria pesada y los experimentos alquímicos pueden resonar subliminalmente. En la extraordinariamente bella serie de seis piezas que se ofrece en esta subasta, el inusual material permanece oculto bajo la superficie visible y sólo brilla sutilmente. Los seis cuadros individuales, muy rectangulares, muestran superficies monocromáticas cerradas en color, cada una de las cuales está atravesada por una amplia línea vertical de color rojo oscuro en el cuarto derecho del cuadro, un elemento que, en referencia al proverbial "hilo rojo", une visualmente las obras. Las irregularidades de la plancha de plomo forman aquí un fondo pictórico que, según se lea, se asemeja a las huellas de uso de un artefacto histórico o a algo que ha crecido de forma natural. La aplicación irregular de la pintura, con su juego de secciones ligeramente transparentes y opacas, y la elección de los colores refuerzan este carácter. Los tonos cálidos y fríos se equilibran en su efecto espacial; los rojos y marrones evocan cercanía, los blancos y azules fríos evocan una impresión de distancia. El fondo de plomo y la pintura acrílica se realzan mutuamente mediante el contraste de densidad y pesadez, por un lado, y de permeabilidad y ligereza, por otro. La pintura de Günther Förg se basa en numerosas inspiraciones que encontró en el constructivismo y el expresionismo abstracto, en

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