Null Oswaldo GUAYASAMIN (1919-1999).

El toro y el cóndor.

Óleo sobre tabla fir…
Descripción

Oswaldo GUAYASAMIN (1919-1999). El toro y el cóndor. Óleo sobre tabla firmado abajo a la derecha. 76 x 56 cm. Procedencia: Este cuadro tiene el mismo origen que los retratos. Adquirida por el Sr. Paul POUMAILLOU directamente del artista, ha permanecido en la familia hasta hoy. Nota : Este cuadro restituye de forma simbólica el drama histórico de la conquista española. El cóndor indígena se impone al toro español. También se refiere a una fiesta quechua (grupo indígena ecuatoriano). Esta batalla alegórica se recrea cada año durante la Fiesta del Yawar, o Fiesta de la Sangre, que se celebra en muchos pueblos andinos el 29 de julio, un día después de que Perú celebre su independencia. Un cóndor, gigantesca y majestuosa ave sagrada para los incas, está atado al lomo de un toro. Se excita a un matador para que intente sacar los ojos al toro, que luego es sacrificado. Hoy ya no luchan a muerte, el cóndor está libre. En la representación de Guayasamín vemos que el animal se retuerce de ira y dolor. "La yuxtaposición del cóndor y el toro representa la dualidad del mundo andino, entre lo celeste y lo terrestre", explica el antropólogo Juan Ossio, "la conjunción del cóndor y el toro, del cielo y la tierra, es un ritual que recrea la totalidad de la comunidad". Esta fiesta, tradición popular donde las haya, tiene su origen en la época colonial y se desarrolló como una forma de resistencia al dominio español. Su existencia actual refleja la resistencia de las comunidades indígenas y la solidaridad de los pueblos andinos. Sabemos que Guayasamín pintó varias versiones de Toro y cóndor. El más conocido e importante en formato se puede ver en la "Capilla del Hombre", el museo mencionado anteriormente. Experto: Philippe JAMAULT

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Oswaldo GUAYASAMIN (1919-1999). El toro y el cóndor. Óleo sobre tabla firmado abajo a la derecha. 76 x 56 cm. Procedencia: Este cuadro tiene el mismo origen que los retratos. Adquirida por el Sr. Paul POUMAILLOU directamente del artista, ha permanecido en la familia hasta hoy. Nota : Este cuadro restituye de forma simbólica el drama histórico de la conquista española. El cóndor indígena se impone al toro español. También se refiere a una fiesta quechua (grupo indígena ecuatoriano). Esta batalla alegórica se recrea cada año durante la Fiesta del Yawar, o Fiesta de la Sangre, que se celebra en muchos pueblos andinos el 29 de julio, un día después de que Perú celebre su independencia. Un cóndor, gigantesca y majestuosa ave sagrada para los incas, está atado al lomo de un toro. Se excita a un matador para que intente sacar los ojos al toro, que luego es sacrificado. Hoy ya no luchan a muerte, el cóndor está libre. En la representación de Guayasamín vemos que el animal se retuerce de ira y dolor. "La yuxtaposición del cóndor y el toro representa la dualidad del mundo andino, entre lo celeste y lo terrestre", explica el antropólogo Juan Ossio, "la conjunción del cóndor y el toro, del cielo y la tierra, es un ritual que recrea la totalidad de la comunidad". Esta fiesta, tradición popular donde las haya, tiene su origen en la época colonial y se desarrolló como una forma de resistencia al dominio español. Su existencia actual refleja la resistencia de las comunidades indígenas y la solidaridad de los pueblos andinos. Sabemos que Guayasamín pintó varias versiones de Toro y cóndor. El más conocido e importante en formato se puede ver en la "Capilla del Hombre", el museo mencionado anteriormente. Experto: Philippe JAMAULT

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