Null ZOLA Émile [París, 1840 - id., 1902], escritor francés.


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Descripción

ZOLA Émile [París, 1840 - id., 1902], escritor francés. Manuscrito autógrafo firmado, "Prefacio", con correcciones autógrafas. 20 de febrero de 1889; 10 páginas in-4° (20,3 x 15,3 cm), montadas en lengüeta. Placa de Edmond de Goncourt. Encuadernación en tapa dura, marmolada a mano, con título en el lomo. Interesante artículo que evoca a Gustave Flaubert. "Me envías las pruebas de este libro, y crees que interesaría a tus lectores saber lo que pienso de él. No sé si estoy capacitado para juzgar estas páginas, tan vivas y tan típicas, desligadas de la vida parisina. Pero en definitiva, como no tengo más que cosas buenas que decir sobre él, me complace escribirle esta carta, autorizándole a hacer con ella lo que quiera, incluso un prólogo. Recuerdo la furia en la que entró nuestro querido y gran Flaubert, cuando un reportero llegó a su casa. [] Una tarde intentaba explicarle que él, el autor de Madame Bovary, de la obra maestra de nuestra novela documental, quizá no era muy lógico que se enfadara al encontrar, en el periodismo, el mismo proceso de investigación que él mismo había utilizado en la literatura. [Acabo de hojear su libro y el París del año pasado ha cobrado vida ante mí. Se mantiene, funciona, evoca la vida. [] Sí, París está ahí, con un poco de su sangre y su cerebro. Imagino que dentro de mil años se volverá a encontrar este volumen: será la momia despojada de sus vendas, todavía con la ligera risa de sus labios.

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ZOLA Émile [París, 1840 - id., 1902], escritor francés. Manuscrito autógrafo firmado, "Prefacio", con correcciones autógrafas. 20 de febrero de 1889; 10 páginas in-4° (20,3 x 15,3 cm), montadas en lengüeta. Placa de Edmond de Goncourt. Encuadernación en tapa dura, marmolada a mano, con título en el lomo. Interesante artículo que evoca a Gustave Flaubert. "Me envías las pruebas de este libro, y crees que interesaría a tus lectores saber lo que pienso de él. No sé si estoy capacitado para juzgar estas páginas, tan vivas y tan típicas, desligadas de la vida parisina. Pero en definitiva, como no tengo más que cosas buenas que decir sobre él, me complace escribirle esta carta, autorizándole a hacer con ella lo que quiera, incluso un prólogo. Recuerdo la furia en la que entró nuestro querido y gran Flaubert, cuando un reportero llegó a su casa. [] Una tarde intentaba explicarle que él, el autor de Madame Bovary, de la obra maestra de nuestra novela documental, quizá no era muy lógico que se enfadara al encontrar, en el periodismo, el mismo proceso de investigación que él mismo había utilizado en la literatura. [Acabo de hojear su libro y el París del año pasado ha cobrado vida ante mí. Se mantiene, funciona, evoca la vida. [] Sí, París está ahí, con un poco de su sangre y su cerebro. Imagino que dentro de mil años se volverá a encontrar este volumen: será la momia despojada de sus vendas, todavía con la ligera risa de sus labios.

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