Null EMILIO GRAU SALA (Barcelona, 1911 - 1977)._x000D_

"Dama sentada"._x000D_

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Descripción

EMILIO GRAU SALA (Barcelona, 1911 - 1977)._x000D_ "Dama sentada"._x000D_ Óleo sobre tabla._x000D_ Firmado en la esquina inferior izquierda._x000D_ Tamaño: 46 x 55 cm; 72 x 81 cm (marco)._x000D_ El universo femenino fascinó a Grau Sala, y esta fascinación se traduce en escenas domésticas que, a pesar de su familiaridad, están a medio camino entre la realidad y la ensoñación. Retratos femeninos como el que nos ocupa lo atestiguan: el color adquiere un protagonismo absoluto, diluyendo líneas y formas y construyendo una atmósfera de luz y color independiente, matizada por las personalísimas texturas de Grau Sala, que juegan a confundir el espacio, despertando la imaginación del espectador._x000D_ Hijo del dibujante Juan Grau Miró, Grau Sala combinó su asistencia a la Escuela de Bellas Artes de Barcelona con una formación esencialmente autodidacta. En 1930 realizó su primera exposición en la galería Badriñas de Barcelona. Al estallar la Guerra Civil, en 1936, se trasladó a París, donde se instaló en la colonia de artistas españoles de Montparnasse. Ese mismo año recibe el primer premio Carnegie. Durante los veinticinco años que pasó allí conoció de cerca las vanguardias, aunque siempre se decantó por una figuración colorista derivada del impresionismo y el fauvismo. Era un camino ya emprendido por el circuito comercial, superado en cuanto a novedad por el cubismo y el surrealismo, pero que se mantuvo vivo a un alto nivel gracias a maestros como Bonnard, Chagall y Dufy. De hecho, pronto fue conocido en París como el sucesor del espíritu y los valores impresionistas, directamente relacionados con Bonnard y Vuillard. Esta elección estilística de Grau Sala condicionó la de su esposa, Ángeles Santos, que abandonó su singular surrealismo por un paisaje más convencional, decisión que la crítica no dudó en lamentar. El éxito de su estilo llevó a Grau Sala a dedicarse también a la obra gráfica (grabados, litografías, ilustraciones para novelas, carteles...), así como a la escenografía teatral. La gracia y la delicadeza de sus personajes, la vivacidad de los colores y la elegante atmósfera de los ambientes que representaba le proporcionaron un gran éxito y reconocimiento en todo el mundo. Realizó varias exposiciones individuales, principalmente en Barcelona y París, pero también en ciudades como Nueva York, Toulouse, Londres y Los Ángeles. En 1963 regresó a Barcelona, cuando la figuración anquilosada de la España franquista empezaba a ser cuestionada por Oteiza, Chillida, Tàpies y el colectivo "El Paso". Sin embargo, se mantuvo fiel a su estilo, y hasta su muerte en 1975 trabajó en su estilo personal, centrado en sus temas favoritos, figuras femeninas, interiores y paisajes, en un entorno vagamente clásico y nostálgico del siglo XIX. Tras su muerte, y durante más de una década, Grau Sala se vio eclipsado por las numerosas novedades que surgían en la España democrática, pero a partir de los años 90, el nuevo auge del coleccionismo de nivel medio reavivó a Grau Sala, al considerarlo un intérprete del impresionismo en clave española. Las obras de Emilio Grau Sala se conservan en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente y el Instituto Óscar Domínguez de Arte y Cultura Contemporánea.

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EMILIO GRAU SALA (Barcelona, 1911 - 1977)._x000D_ "Dama sentada"._x000D_ Óleo sobre tabla._x000D_ Firmado en la esquina inferior izquierda._x000D_ Tamaño: 46 x 55 cm; 72 x 81 cm (marco)._x000D_ El universo femenino fascinó a Grau Sala, y esta fascinación se traduce en escenas domésticas que, a pesar de su familiaridad, están a medio camino entre la realidad y la ensoñación. Retratos femeninos como el que nos ocupa lo atestiguan: el color adquiere un protagonismo absoluto, diluyendo líneas y formas y construyendo una atmósfera de luz y color independiente, matizada por las personalísimas texturas de Grau Sala, que juegan a confundir el espacio, despertando la imaginación del espectador._x000D_ Hijo del dibujante Juan Grau Miró, Grau Sala combinó su asistencia a la Escuela de Bellas Artes de Barcelona con una formación esencialmente autodidacta. En 1930 realizó su primera exposición en la galería Badriñas de Barcelona. Al estallar la Guerra Civil, en 1936, se trasladó a París, donde se instaló en la colonia de artistas españoles de Montparnasse. Ese mismo año recibe el primer premio Carnegie. Durante los veinticinco años que pasó allí conoció de cerca las vanguardias, aunque siempre se decantó por una figuración colorista derivada del impresionismo y el fauvismo. Era un camino ya emprendido por el circuito comercial, superado en cuanto a novedad por el cubismo y el surrealismo, pero que se mantuvo vivo a un alto nivel gracias a maestros como Bonnard, Chagall y Dufy. De hecho, pronto fue conocido en París como el sucesor del espíritu y los valores impresionistas, directamente relacionados con Bonnard y Vuillard. Esta elección estilística de Grau Sala condicionó la de su esposa, Ángeles Santos, que abandonó su singular surrealismo por un paisaje más convencional, decisión que la crítica no dudó en lamentar. El éxito de su estilo llevó a Grau Sala a dedicarse también a la obra gráfica (grabados, litografías, ilustraciones para novelas, carteles...), así como a la escenografía teatral. La gracia y la delicadeza de sus personajes, la vivacidad de los colores y la elegante atmósfera de los ambientes que representaba le proporcionaron un gran éxito y reconocimiento en todo el mundo. Realizó varias exposiciones individuales, principalmente en Barcelona y París, pero también en ciudades como Nueva York, Toulouse, Londres y Los Ángeles. En 1963 regresó a Barcelona, cuando la figuración anquilosada de la España franquista empezaba a ser cuestionada por Oteiza, Chillida, Tàpies y el colectivo "El Paso". Sin embargo, se mantuvo fiel a su estilo, y hasta su muerte en 1975 trabajó en su estilo personal, centrado en sus temas favoritos, figuras femeninas, interiores y paisajes, en un entorno vagamente clásico y nostálgico del siglo XIX. Tras su muerte, y durante más de una década, Grau Sala se vio eclipsado por las numerosas novedades que surgían en la España democrática, pero a partir de los años 90, el nuevo auge del coleccionismo de nivel medio reavivó a Grau Sala, al considerarlo un intérprete del impresionismo en clave española. Las obras de Emilio Grau Sala se conservan en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente y el Instituto Óscar Domínguez de Arte y Cultura Contemporánea.

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