Null Marcel PAGNOL (1895-1974)

Carta autógrafa firmada "Marcel", París 28 de di…
Descripción

Marcel PAGNOL (1895-1974) Carta autógrafa firmada "Marcel", París 28 de diciembre (c.1920). 1 p. en 4 en tinta negra. Varias manchas (¿de café?) pero no son obstáculo para una buena lectura del texto. Hermosa carta llena de humor y afecto dirigida por Pagnol a su amigo Julien Coutelen, que permaneció en Marsella mientras él daba sus primeros pasos en el mundo literario en París con Jean Ballard Julius, he esperado mucho tiempo para que me escribas. No haces nada al respecto, sucio burgués lleno de amor y comodidad. Así que empiezo. Estoy instalado en un hotel en la cima de la colina de Montmartre ? Un hotel encantadoramente íntimo, porque los vecinos no consiguen ocultarme la sustancia de sus cenas. El corredor, un río perfumado, lleva el aroma de la caballa frita y el olor de las salchichas asadas. ¿Qué puedo hacer? Contarlo y olvidarlo. Con tu inteligencia habitual, comprenderás que te miento si te digo que pienso a menudo en ti [...] ¿Qué hace Germaine? Si envejece, si pierde su encanto poco a poco, avísame gradualmente para que cuando vuelva no tenga que lidiar con demasiadas emociones dolorosas. Es cierto que tiene mucho tiempo. Pienso en sus caras cuando me llenaron los ojos de cosas verdes. Simone la abraza de corazón, y yo también, un poco fraternalmente, un poco libidinosamente. ¡Qué bonito es este adverbio! ¡Qué delgadas son esas tres íes! Dile que me escriba un poco sobre sus impresiones sobre ti. Ballard está aquí. Coge el metro como tú y yo, y embauca a la gente como en la Madeleine. Hemos visto juntos a varias personas importantes que nos han recibido muy bien. Escríbeme, voy a llorar. Te beso como el buen hombre que eres, cerdo, cabrón, flautista [...].

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Marcel PAGNOL (1895-1974) Carta autógrafa firmada "Marcel", París 28 de diciembre (c.1920). 1 p. en 4 en tinta negra. Varias manchas (¿de café?) pero no son obstáculo para una buena lectura del texto. Hermosa carta llena de humor y afecto dirigida por Pagnol a su amigo Julien Coutelen, que permaneció en Marsella mientras él daba sus primeros pasos en el mundo literario en París con Jean Ballard Julius, he esperado mucho tiempo para que me escribas. No haces nada al respecto, sucio burgués lleno de amor y comodidad. Así que empiezo. Estoy instalado en un hotel en la cima de la colina de Montmartre ? Un hotel encantadoramente íntimo, porque los vecinos no consiguen ocultarme la sustancia de sus cenas. El corredor, un río perfumado, lleva el aroma de la caballa frita y el olor de las salchichas asadas. ¿Qué puedo hacer? Contarlo y olvidarlo. Con tu inteligencia habitual, comprenderás que te miento si te digo que pienso a menudo en ti [...] ¿Qué hace Germaine? Si envejece, si pierde su encanto poco a poco, avísame gradualmente para que cuando vuelva no tenga que lidiar con demasiadas emociones dolorosas. Es cierto que tiene mucho tiempo. Pienso en sus caras cuando me llenaron los ojos de cosas verdes. Simone la abraza de corazón, y yo también, un poco fraternalmente, un poco libidinosamente. ¡Qué bonito es este adverbio! ¡Qué delgadas son esas tres íes! Dile que me escriba un poco sobre sus impresiones sobre ti. Ballard está aquí. Coge el metro como tú y yo, y embauca a la gente como en la Madeleine. Hemos visto juntos a varias personas importantes que nos han recibido muy bien. Escríbeme, voy a llorar. Te beso como el buen hombre que eres, cerdo, cabrón, flautista [...].

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