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Nicolas de Largillière París 1656 - 1746 París, atribuido Retrato del Teniente General de los Ejércitos DE COURCY con la Orden de San Luis ex Coll. DE COURCY Óleo sobre lienzo, reentelado 146,5 x 114 cm, con marco 173,5 x 142 cm Titulado en la parte inferior central del marco Nicolas de Largillière fue un importante pintor francés conocido por sus retratos, en los que plasmó la elegancia y la grandeza de la aristocracia y la burguesía francesas. Nació en París y pasó parte de su juventud en Amberes, donde se formó con el pintor flamenco barroco Antoine Goubau. Esta influencia temprana es claramente visible en las composiciones detalladas y coloristas de Largillière. En 1675, Largillière se trasladó a Londres, donde trabajó brevemente con Sir Peter Lely, otro importante retratista de la época. Sin embargo, pronto regresó a París, donde fue admitido en la Académie Royale de Peinture et de Sculpture en 1686. A lo largo de su carrera, se convirtió en el principal retratista de su época en Francia, célebre por su habilidad para impregnar sus obras de colores vivos y luminosos. Entre sus clientes se encontraban miembros de la corte real, la nobleza y ciudadanos prominentes, lo que cimentó su reputación como artista destacado del Barroco francés. En este importante retrato, el teniente general de los Armées de Courcy aparece representado con la grandeza y la autoridad propias de su rango militar. El general está de pie delante de un fondo oscuro, técnica clásica de la Largillière que acentúa la presencia del retratado y resalta su indumentaria. A la izquierda, una columna y un telón dan a la composición un toque de arquitectura clásica y de teatralidad. El teniente general luce una alta peluca gris rizada, símbolo de estatus y sofisticación en la Francia del siglo XVIII. Su toga roja está ricamente bordada en oro, lo que pone de relieve tanto su riqueza como su posición. Sobre esta espléndida vestimenta lleva una coraza, símbolo de su función militar. En la coraza lleva la medalla de la Orden de San Luis, condecoración concedida por un servicio militar ejemplar. Su postura irradia seguridad y mando: tiene la mano izquierda firmemente apoyada en la cadera, lo que le confiere una postura de autoridad. En la mano derecha sostiene un pequeño bastón que apoya en la base de la columna, acentuando aún más su aspecto digno. Los finos detalles de su indumentaria y la cuidada composición reflejan la habilidad de Largillière para representar no sólo el aspecto físico, sino también el carácter y el estatus de sus súbditos.