Ecole du XIXème siècle, d'après RAPHAEL (1483-1520) Cuatro de las horas del día …
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Ecole du XIXème siècle, d'après RAPHAEL (1483-1520)

Cuatro de las horas del día y de la noche. Figuras alegóricas según la decoración del techo del piso de los Borgia en el Vaticano, realizada por Rafael. Dos grabados en color. 40,5 x 32,5 cm (a la vista). Posiblemente se reduzca su tamaño. Marcos de madera dorada (desgaste, pequeñas astillas).

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Ecole du XIXème siècle, d'après RAPHAEL (1483-1520)

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Donatien-Alphonse-François, marqués de SADE. L.A., [calabozo de Vincennes, 22 de marzo de 1779, a Marie-Dorothée de Rousset]; 4páginas en 4 llenas de una letra pequeña y apretada. Muy bella y larga carta desde la cárcel a su amiga, protestando contra la privación de libertad. [Nacida en 1744, Mademoiselle de Rousset fue amiga de juventud de Sade. Cuando el marqués fue encarcelado de nuevo en 1778, vino a París para estar cerca de la marquesa y apoyarla y ayudarla en sus esfuerzos por conseguir la liberación de su marido]. "Pues bien, mi querida Santa, aquí está el último día de Año Nuevo y no has venido a verme. Me había puesto guapa, me había echado polvos y ungüento, estaba bien afeitada, no llevaba botas forradas de piel, pero sí un buen par de medias de seda verde, unos calzones rojos, una chaqueta amarilla y un traje negro con un fino sombrero bordado en plata. También había preparado un pequeño concierto: tres tambores, cuatro timbales, dieciocho trompetas y cuarenta y dos cuernos de caza, todos los cuales debían tocar una bonita romanza que había hecho para vosotros. Vuestros oídos, vuestros ojos y vuestros corazones habrían quedado verdaderamente encantados con la pequeña fiesta que os estaba preparando, y yo no estaba nada satisfecho con mi exhibición. Será para el año que viene, pero en otra ocasión, no me hagáis la boca agua de esa manera, para luego dejarme ahí, porque me arruinaría en gastos"... Se burló de ella por sus cartas "columnarias", porque debió darse cuenta de que "cuando aquí me hablan de negocios, son puras patrañas, como Sancho Pança en su ínsula, al que le hacen creer que todos esperan sus órdenes. Es un poco de persiflaje al que (sin el menor rencor) te estás entregando, igual que en lo demás has encontrado el tono para mentirme y persiflarme establecido, te han persuadido de que tú también debes someterte a ello, que no había nada tan bonito, y sobre todo nada que debiera obrar para mi radical restauración como esto. [...] Sí, Saint Rousset, lo has hecho, y cuando estemos los dos cara a cara te haré reconocer que me has escrito cosas muy poco apropiadas para mi situación. No pide que se le halague, sino que "se le diga la verdad"; y si no se le puede decir la verdad, "no debe al menos intentar hacerme comprender que debe ser largo, porque entonces, hacérmelo comprender sin diseñarlo, es hacer que mi cabeza vaya mucho más lejos, tal vez de lo que debería, y que me desespere"... Es mejor no decir nada. También debes (Mme de Sade acabó por abandonar esta locura) dejar de "intentar hacerme creer que trabajas, que escribes, que solicitas, que no respondes a que tíos, tías, al diablo...". Eh! no Santo y muy Santo Rousset ni una palabra de todo eso, canta otra melodía te lo ruego si quieres que te escuche. Todo lo que es bueno para los presos comunes es lo que llamamos divertirlos. Pero a mí no me divierten, mi tiempo está fijado [...] Pido saber cuál es, ése es mi único deseo"... Tras citar unos versos de Voltaire, declara que el lenguaje de la razón "no es para las mujeres, este sexo encantador que lo hace perder no debe saber oírlo ni hablarlo. ¿Y qué razón se puede esperar de un hombre al que se trata como si no tuviera ninguna? Ya veis que estoy muy lejos del fin de mis desgracias y que se prevé que tendré sin duda muchas más ocasiones de desesperación desde que se pone tanto cuidado en alejar de mí todo lo que podría hacer fatales los efectos"... Este procedimiento se utilizó para Damiens y otros ilustres villanos... Se ensaña contra los hombres estrechos de miras que le privan de su libertad, y se cree "en medio de la república de los asnos", y exclama: "¡Oh hombre, qué pequeño y vanidoso eres! Apenas has tenido tiempo de ver el sol, apenas has arañado la superficie del universo antes de ocuparte en el cruel cuidado de molestar a tus semejantes [...]....] Infeliz lombriz que sólo tienes unas horas para arrastrarte como yo, diviértete y no me molestes, rebaja tu orgullo que sólo proviene de tu estupidez y si el azar te ha colocado real o accidentalmente por encima de mí, es decir, si quemas la hierba en un rincón un poco áspero, aprovéchalo sólo para hacerme feliz. Sainte Rousset, si en todas las razas de animales que conocemos en la tierra, hubiera una que se hiciera prisiones y luego se condenara mutuamente a esta bonita tortura, ¿no la destruiríamos como especie demasiado cruel para dejarla?