Icono de la Madre de Dios Alegría de todos los afligidos. Óleo sobre madera (virutas). Rusia, siglo XVIII. En su oklad dorado 84 zolotniks (875‰) con decoración repoussé, calada y cincelada. Tula, 1788. Orfebre N. Tch. en cirílico (maestro desconocido, pero que figura en la lista). Peso bruto : 1 300 g Altura : 33,3 cm - Anchura : 28,5 cm Nuestro icono fue realizado con motivo del centenario de la curación milagrosa de Eufemia, hermana del patriarca Joaquín de Moscú, que obtuvo el 24 de octubre de 1688, en el marco de la guerra ruso-turca (1787-1792) por la posesión de Crimea El icono original Alegría de todos los afligidos se encontraba en Moscú en la iglesia parroquial de la Transfiguración y fue glorificado en 1688 como resultado de esta curación milagrosa. Hacia 1720, el emperador Pedro el Grande hizo traer el icono desde Moscú a su nueva capital, San Petersburgo, donde se veneró en la capilla privada de la familia imperial. Una copia del icono acompañó a Pedro I en la guerra contra los turcos. Existen varios modelos de este icono cuyo canon iconográfico es bastante tardío, ya que la primera mención de este icono data de 1688. La Madre de Dios está de pie, coronada por Cristo en la gloria. A sus pies, a ambos lados, están los que rezan y los que acuden a ella en busca de ayuda y curación. La Madre de Dios puede ser vestida con ropas reales y coronada. Si lleva al Niño en brazos, también es coronado. Puede tener en sus manos una filacteria desplegada con el siguiente mensaje: Oh Hijo misericordioso, vuelve tu mirada a tu Madre y escucha las oraciones de tus siervos. Los grupos de personas necesitadas que acuden a la Madre de Dios suelen llevar filacterias con las siguientes peticiones: Visítanos y ayúdanos en la vejez y la enfermedad, ¡oh, Soberano! Ayuda a los que están en los tormentos del frío y la desnudez; Viste a los que están desnudos; Virgen, Madre de Dios, esperanza y consuelo de los enfermos; Soberana, curación de los enfermos y salvación de todos; Da alimento a los hambrientos; Viaja con nosotros que estamos de viaje; Refugio seguro para los navegantes; Consuelo soberano para los peregrinos; Míranos con tus ojos misericordiosos, oh Soberano, alegría de los afligidos, abogado de los desamparados; Cambia nuestra aflicción en alegría, porque somos infelices.