1962 PANHARD PL 17 Grand Standing

Sin reserva Acabado de gran standing Fácil de renovar El popular coche francés que no debe perderse Registro en francés Chasis n° 2108160 Presentado en el Salón del Automóvil de París de 1959, el Panhard PL17 sustituyó al Dyna Z. Simple evolución de su predecesor, sus líneas fueron actualizadas por Louis Bionier, conservando la célula central de la Z. Su nombre hace referencia a las iniciales de los fundadores de la marca Panhard y Levassor y el número 17 es la suma de 5 CV fiscales + 6 plazas + 6 litros a los 100 km, y suena mejor a los oídos de Citroën, ya que la marca de los chevrones entró en el capital de la marca más antigua (primero como salvadora... luego como sepulturera) en 1955. En el Quai d'Ivry, la crisis financiera era grave, y bajo el capó tampoco se iba a revolucionar nada: mecánicamente, el PL 17 seguía teniendo el motor bicilíndrico plano de 851 cc que desarrollaba 42 CV. Cuando se presentó, el nuevo Panhard fue aplaudido por su apariencia transfigurada, que logró esta hazaña al hacer "algo nuevo de algo viejo". Panhard ofreció varias versiones de su PL 17, entre ellas una berlina, un cabriolet, un familiar y una furgoneta. El PL 17, un coche original con su motor y su diseño muy aerodinámico para la época, fue un éxito rotundo. La producción duró desde junio de 1959 hasta mayo de 1965, con un total de algo más de 166.000 unidades construidas. Aunque tiene una tarjeta gris L4 (y placa de identificación del chasis), el PL 17 que ofrecemos es un Tipo L1, con sus puertas suicidas y su característico salpicadero. En un color azul noche bastante cercano a la referencia original del Azul Iraquí, el coche se beneficia también de un acabado Grand Standing muy lujoso y sesentero: el exterior tiene muchos accesorios y adornos pulidos, mientras que en el interior, la tapicería de imitación ofrece dos tonos de gris claro y azul. Bajo el capó, el famoso motor bicilíndrico 1709, acoplado a una caja de cambios 3407, coincide con un PL 17 de 1960. El coche, repintado de forma amateur, tiene buen aspecto, a pesar de algunos defectos de la carrocería. Los suelos presentan óxido superficial, los comodos y los adornos de plástico muestran el paso del tiempo y la mayoría de las juntas de las puertas están secas o agrietadas, pero este L1 permitirá a su nuevo propietario disfrutar de un icono popular francés, que ofrece seis plazas, tras una revisión general (sobre todo de los frenos, inoperantes el día de nuestra prueba), por un presupuesto muy razonable. Aviso a los aficionados...