Markus Lüpertz

Markus Lüpertz, Crucifixión. Óleo sobre arpillera gruesa. (1958). Aproximadamente 115 x 160 cm. Firmado abajo a la derecha. "Después de las acuarelas abstractas de Kandinsky, después del dogma de que sólo se puede pintar de forma abstracta, y después del dogma opuesto de que sólo hay representación, ahora todo vale. Esto no es pluralismo: en su valor abstracto, el soporte de la tela sigue siendo siempre un soporte de color, y la línea sigue siendo siempre una línea, independientemente de que aparezca como cabeza o como línea libre. Además, existe el ámbito intermedio de la forma libre y representativa con los signos que conocemos, y esto incluye, de forma bastante destacada, la cruz". La cruz es un motivo recurrente en la obra de Markus Lüpertz. Se trata de una formulación muy rara y temprana del tema. Entre 1956 y 1961, Lüpertz estudió en la Werkkunstschule Krefeld y pasó una larga temporada en la abadía benedictina de Maria Laach. Allí se dedicó a pintar una crucifixión y formuló el tema en 1958 -Lüpertz sólo tenía 17 años en el momento de su creación- en una creación pictórica asombrosamente madura y reflexiva. Se inspira inequívocamente en la tradición de la iconografía cristiana, pero varía el motivo. Lüpertz mantiene en suspenso el momento de la muerte en la cruz. Jesús está inevitablemente atrapado en la cruz con una mitad de su cuerpo, pero su cuerpo mantiene una tensión viva, se vuelve hacia la figura de la izquierda bajo la cruz y extiende su mano. El pintor deja espacio para la mano, dándole una fuerte presencia, creando la impresión de un gesto de reconciliación. Jesucristo, el crucificado, tiende la mano al pueblo. Literatura: Mennekes, Friedhelm/Röhrig, Johannes (eds.), Crucifixus. Das Kreuz in der Kunst unserer Zeit, Friburgo 1994, con ilustración completa. p. 89. Procedencia: Colección privada, Austria. Fiscalidad: Tributación diferenciada (IVA: Régimen de márgenes).