Henri ROUSSEAU.

Paisaje romano o vista de fantasía. [Circa 1880]. Óleo sobre lienzo firmado abajo a la derecha (32,5 x 40,5 cm). Encantadora composición inédita de Douanier Rousseau. Representa un castillo medieval con un antiguo templo y una campesina cruzando un puente. El dibujo preciso y la disposición algo rígida de los edificios son de la primera época de su obra. Las curvas de los arcos de los puentes y torreones, las almenas de los muros y los paramentos de las paredes permiten seguir literalmente la construcción del cuadro. El trabajo en piedra se encuentra en el cuadro Cosecha de algodón Paisaje exótico con iglesia, alrededor de 1880. El puente de piedra, que da entrada al cuadro, es característico de sus paisajes abiertos, en contraste con las pinturas de selvas intrincadas por las que era famoso. Sin embargo, son las vistas de París y sus alrededores las que dominan la producción de Douanier Rousseau. Estas obras narran sus paseos parisinos, trabajando a partir del motivo, de tarjetas postales o de fotografías. Esta vista, un tanto fantasiosa, podría representar una vista romana rodeada de colinas realizada a partir de un maestro del Louvre, cuando trabajaba allí como copista. Sin embargo, la disposición arquitectónica de la ciudad, con sus rígidas líneas, también evoca la entrada fortificada de su ciudad natal, Laval. Las diversas reminiscencias de lugares conforman así el encanto de este "paisaje mental". (Véase el catálogo de la exposición Le Douanier Rousseau. L' innocence archaïque, Museo de Orsay 2016). Animado en sus primeros años por Signac y Maximilien Luce, Henri Rousseau (1844-1910) comenzó a exponer en el Salón de los Independientes a partir de 1886. Su encuentro con Alfred Jarry a principios de la década de 1890 fue decisivo. No sólo realizó un grabado para la revista del escritor, L'Ymagier, sino que Jarry le presentó a Guillaume Apollinaire y a Pablo Picasso, que pronto se convirtieron en ardientes promotores de su obra. Los surrealistas tomaron el relevo, reconociendo un predecesor en el hombre que Breton llamaba "le mirifique Rousseau". Se adjunta certificado autógrafo firmado por Yann Le Pichon. A petición de M. Le Pichon, se elaboró una ficha de análisis técnico del cuadro.