Rare et belle icône de l’Exaltation de la Croix du Seigneur

encargado por Grigori Feodorovich Zotov en memoria de la Gracia del Zar Nicolás I de Rusia. Témpera sobre fondo de oro. Rusia, región de los Urales, probablemente por la Escuela de Nevyansk, hacia 1842-1843. La parte inferior muestra el sacrificio de Abraham y a Jacob bendiciendo a sus hijos. En la parte superior, la Exaltación de la Cruz del Señor flanqueada por San Nicolás a la izquierda y Santa Alexandra a la derecha, los santos patronos de la pareja imperial, Nicolás Pavlovich Romanov (1796-1855) y Alexandra Feodorovna (1798-1860). El icono lleva una leyenda en la parte inferior que dice en ruso: "Esta escena de la vida cotidiana en un día de marzo de este año fue pintada por el pintor de iconos Bogatirov por encargo de Grigori Fyodor Zotov el 15 de marzo de 1843 en recuerdo de un acontecimiento importante que tuvo lugar el 14 de septiembre de 1842, a saber, la demostración de la benevolencia imperial de Su Majestad el Emperador Nicolás Pavlovich hacia Grigori Zotov, a quien ofreció la libertad de vivir y morir en su ciudad de Köxholm, Finlandia - en eterno recuerdo de su magnánima generosidad con nuestro piadoso agradecimiento y el de las generaciones futuras." La parte trasera enfundada en terciopelo negro. Falta en la parte izquierda y restauraciones. H. 33 x 27,5 cm. Procedencia - Encargado por Grigori Fiodorovich Zotov (nacido en 1775). - Colección privada. Historia Grigori Fiódorovich Zótov (nacido en 1775), natural de los Urales, procedía de una familia de artesanos siervos. Tuvo una exitosa carrera como director de las plantas metalúrgicas de la región de Chelyabinsk. Su capacidad de gestión y su considerable contribución al desarrollo de la industria minera y la artesanía del metal a finales del siglo XVIII y del XIX le permitieron liberarse a sí mismo y a sus descendientes de la servidumbre. En 1824, durante su gira por los Urales, el zar Alejandro I quedó impresionado por la prosperidad de las fábricas locales y pidió reunirse con su director. Tras este encuentro, el Emperador describió a Zotov como un hombre de gran talento y un innovador en su campo. Pero detrás de este éxito, Zotov también es conocido por haber sido un gestor muy duro, incluso brutal, que imponía a sus empleados unas condiciones de trabajo casi insoportables, lo que provocó numerosas revueltas y huelgas en sus fábricas. En la década de 1830 se celebró un juicio, tras el cual Zotov, gracias a sus anteriores méritos, se libró por poco de la condena a muerte y, por la gracia de Nicolás I, fue desterrado a la ciudad de Köxholm, en Finlandia. En recuerdo de este juicio salvador, encargó este magnífico icono.