CARLOS ARRIAGA (Madrid, 1958). "The transparent city", 2021. Oil on grisaille of black and white photograph printed on Hahnemühle canvas.

CARLOS ARRIAGA (Madrid, 1958). "La ciudad transparente", 2021. Óleo sobre grisalla de fotografía en blanco y negro impresa en lienzo Hahnemühle. Se adjunta certificado emitido por el artista. Firmado, titulado, sellado y fechado al dorso. Medidas: 100 x 100 cm. Carlos Arriaga, fotógrafo y pintor profesional, recibió la mayor parte de su formación artística en Nueva York. Estudió fotografía y cinematografía, así como dibujo y pintura en la Arts Students League de Nueva York, y en la Fundación Arauco de Madrid bajo la dirección de Guillermo Muñoz Vera. Desde 1980 ha colaborado como fotógrafo profesional con prestigiosas agencias de publicidad y con las mejores revistas nacionales de moda y generales. Sus obras fueron expuestas en Affordable Art Fair (Bruselas, 2019, 2014), en la Galería Cartel de Málaga y en la Galería Pepe Pisa de Madrid, entre otras. Arriaga fue premiado en el XIV Concurso de Artes Plásticas Carlos de Haes (Madrid, 1996), CXIX Salón de Otoño (Madrid, 2002), XXV Premio BMW de Pintura (Madrid, 2010). En 2015 se produce un cambio en su trayectoria, ya que es cuando experimenta con la técnica de pintura al óleo sobre fotografía en blanco y negro, que se convertirá en su firma artística. Esta técnica alude a la grisalla, la técnica de pintura monocromática, que imita el efecto de los bajorrelieves. Era muy común entre los pintores flamencos medievales, y se puso de moda en el resto de Europa hacia el siglo XIV. Como fotógrafo profesional, Arriaga capta los paisajes fotográficos con su cámara. Luego los somete a un estudio meticuloso y los modifica, haciendo el trabajo de los urbanistas para crear una megápolis perfecta. Estas grisallas contemporáneas y reinterpretadas por Carlos Arriaga, nos invitan a un viaje onírico por Madrid, pero un Madrid diferente e inexistente en nuestra dimensión. La perspectiva que el pintor nos ofrece sobre su ciudad, nos permite captar el momento efímero de contemplar la capital desde su mejor perspectiva: el cielo. Las dicotomías de este paisaje urbano, sacado del contexto temporal, ya que no tiene sol ni luna, son muy atractivas: lo urbano y lo salvaje, los árboles frente a las piedras, el apocalipsis frente al nacimiento. Lo único que permanece constante, y que nos hace formar parte de este hermético microcosmos, somos nosotros mismos, frutos de esta incontrolable naturaleza salvaje. Carlos Arriaga nos invita a un vuelo a la cuarta dimensión paralela, a "La Creación del Mundo" a la manera bosquiana, para que de una vez por todas encontremos el equilibrio desarrollando nuestras vidas urbanas.