Henri-Théodore FANTIN-LATOUR (1836-1904) 
Rosas amarillas en un jarrón




Óleo …
Descripción

Henri-Théodore FANTIN-LATOUR (1836-1904)

Rosas amarillas en un jarrón Óleo sobre lienzo. Firmado y fechado arriba a la izquierda "Fantin 1891". 31,3 x 38,3 cm (Desgaste y restauraciones menores) Procedencia : - Londres, venta de Sotheby's, 5 de diciembre de 1973, nº 16 reproducido en color. - F.Hasler (adquirido en la venta anterior) - Londres, venta de Sotheby's, 27 de junio de 1977, n°76, reproducido en colores - Huguette Bérès, París, 1985 - Colección privada, Francia, adquirida el 27/09/1988 Exposición : - XIVª Bienal de Antigüedades, 1988, París, Grand Palais, Galería Huguette Bérès - Museo Courbet, 2002, Ornans, "Courbet/Hugo, les peintres et les littérateurs", p173, reproducido en color. - Fundación del Hermitage, Lausana, Exposición, "Henri Fantin-Latour, de la Réalité au rêve" del 29/06 al 28/10/2007, reproducida en color en el n°71, p113 Carta de autentificación de Madame Sylvie Brame, fechada el 11 de septiembre de 2015. Este cuadro se reproducirá en el "Catalogue Raisonné des peintures et pastels d'Henri Fantin-Latour" que está preparando la Galerie Brame & Lorenceau. "La flor que copia, le da la fisonomía, es ella misma y no otra, del mismo tallo: dibuja, construye la flor y no se contenta con comunicar la impresión de las manchas vivas, vestidas de forma yuxtapuesta" (Jacques Émile Blanche). Sabemos con qué cuidado Fantin recogía sus flores por la mañana en su jardín de Buré (Orne) y luego las disponía en un jarrón que había seleccionado previamente. También sabemos que prolongaba sus jornadas de trabajo, levantándose al amanecer para terminar un ramo por miedo a que las flores se marchitasen. El artista podía pintar varias docenas de ramos al año ("mi vida se gasta en flores", decía), pero nunca mostraba cansancio ni descuido en su trabajo. Por el contrario, se puede sentir la alegría del artista al pintarlas. Aunque Fantin pintó temas alegóricos y retratos a lo largo de su vida, fue la venta de sus bodegones lo que permitió al artista vivir cómodamente. En la década de 1860, el mercado inglés era el único que compraba sus flores, gracias al apoyo de su amigo el pintor Whistler y, sobre todo, a la promoción realizada por una pareja de marchantes londinenses, los Edwards. Aunque Paul Durand Ruel tomó el relevo en Francia a partir de 1871, Ruth Edwards siguió comercializando las obras de Fantin hasta finales de la década de 1880, tras la muerte de su marido. Fantin pasaba los veranos pintando flores y, en octubre, Ruth Edwards venía a París para llevarse los cuadros y presentarlos en salones de Inglaterra y Escocia. Rosas amarillas en un jarrón. Fantin colocó rosas amarillas de la misma variedad en un modesto jarrón de cristal y las estudió individualmente. Aunque tres de ellas podrían ser la misma flor vista desde diferentes ángulos, elige diferentes grados de madurez. Para uno, el capullo acaba de abrirse, otro está a punto de ver caer sus pétalos. Admiramos la infinita variedad de toques, los sutiles tonos blancos y amarillos que destacan sobre la mancha marrón del fondo. Este delicado ramillete, con la luz sutil e íntima de Fantin, nos recuerda el inmenso poeta que fue: las recientes exposiciones (Grand Palais, París 1982, Lausana 2007, Palais du Luxembourg, París 2016), lo han situado, con razón, a la altura del más ilustre de sus maestros del siglo XVIII, Chardin.

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