JUAN SIMÓN GUTIÉRREZ (Medina Sidonia, Cádiz, 1643 - 1718).

RAFAEL ALBERTI (El Puerto de Santa María, Cádiz, 1902 - 1999). "Barco". Técnica mixta sobre cartón. Firmado en la esquina inferior derecha. Medidas: 47 x 62 cm; 61 x 78 cm (marco). Rafael Alberti fue un escritor y poeta perteneciente a la Generación del 27, considerado uno de los más grandes escritores de la llamada Edad de Plata de la literatura española. Recibió numerosos premios y reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Poesía (1925), el Lenin de la Paz (1965), el Premio Nacional de Teatro (1980), el Premio Cervantes (1983) y el Premio Roma de Literatura (1991). Renunció al otro gran premio literario español, el Príncipe de Asturias, por sus fuertes convicciones republicanas. La primera vocación de Rafael Alberti fue la pintura, pero su verdadero descubrimiento de este arte se produjo en 1917, cuando se trasladó a Madrid con su familia y visitó por primera vez el Museo del Prado. Expuso por primera vez su obra plástica en 1920 en el Salón de Otoño de Madrid, y dos años más tarde expuso en el Ateneo de la misma ciudad. Su pintura se caracterizó por no ser su camino definitivo, ya que tras la muerte de su padre, comenzó a escribir sus primeros versos. Como escritor, Alberti disfrutó de un gran éxito desde el principio de su carrera, pero al principio su éxito estaba ligado al prestigio artístico, ya que todavía dependía económicamente de su familia. Las nuevas revistas literarias aceptaban y querían publicar sus obras. También empezaba a hacer amigos dentro del círculo conocido hoy como la Generación del 27. Comenzó a escribir en un estilo que no sólo era más exigente desde el punto de vista formal, sino que también le permitía ser más satírico y dramático. A partir de entonces, su vida se abre progresivamente a lo que se convertirá en el centro de su inspiración, la poesía, sin abandonar nunca del todo su vocación de pintor. Entre sus últimas obras se encuentra A la pintura (1945). Reflejan su actividad intelectual durante el exilio, ya que Alberti volvió a pintar e inició una serie de poemas para aglutinar sus reflexiones sobre la pintura. Un tema al que siguió dedicándose durante muchos años. Entre estos poemas dedicados a la pintura, escribió una serie de sonetos sobre la retina, la mano, el lienzo, el pincel, etc.; una serie de poemas breves en verso libre sobre los colores; y, por último, una serie de poemas en homenaje a diversos pintores como Tiziano, El Greco y otros.