Null Escuela rusa, ca. 1840.


"Pareja de retratos. Clérigo y su esposa".


Óleo…
Descripción

Escuela rusa, ca. 1840. "Pareja de retratos. Clérigo y su esposa". Óleo sobre metal. Marcos en metal dorado. Medidas: 17,5 x 22 cm (marco) y 19,5 x 24,5 cm (marco). En esta pareja de retratos, probablemente de un clérigo y su esposa, el pintor extrae con un pulso exquisito las calidades adecuadas a la vestimenta, tanto del traje clerical de ricas telas azules del personaje masculino, como del atuendo bordado con los hombros descubiertos y mangas abullonadas de la dama. Esta última, a su vez, destaca por el tocado que adorna su pelo recogido, del que emerge un delicado tul con encaje floral, y por el collar de perlas y esmeraldas que adornan su delicada tez y hacen juego con los pendientes. El fondo negro sobre el que el pintor coloca las figuras resalta por contraste sus tonos de carne tensos, propios de su juventud, monumentalizando las figuras y eliminando los elementos anecdóticos. Se trata de dos composiciones perfectamente estudiadas que centran nuestra atención en las actitudes y gestos de cada uno de ellos, hablándonos de sus personalidades: mientras el hombre apoya su brazo en una mesa, sosteniendo un libro en su mano derecha, muy probablemente de contenido litúrgico, la mujer mira al espectador en actitud concentrada, con un atisbo de sonrisa que nos invita a querer saber más de ella. El extremo virtuosismo en el tratamiento de los rostros, perfectamente perfilados y suavemente delineados, habla de la indudable habilidad técnica del pintor.

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Escuela rusa, ca. 1840. "Pareja de retratos. Clérigo y su esposa". Óleo sobre metal. Marcos en metal dorado. Medidas: 17,5 x 22 cm (marco) y 19,5 x 24,5 cm (marco). En esta pareja de retratos, probablemente de un clérigo y su esposa, el pintor extrae con un pulso exquisito las calidades adecuadas a la vestimenta, tanto del traje clerical de ricas telas azules del personaje masculino, como del atuendo bordado con los hombros descubiertos y mangas abullonadas de la dama. Esta última, a su vez, destaca por el tocado que adorna su pelo recogido, del que emerge un delicado tul con encaje floral, y por el collar de perlas y esmeraldas que adornan su delicada tez y hacen juego con los pendientes. El fondo negro sobre el que el pintor coloca las figuras resalta por contraste sus tonos de carne tensos, propios de su juventud, monumentalizando las figuras y eliminando los elementos anecdóticos. Se trata de dos composiciones perfectamente estudiadas que centran nuestra atención en las actitudes y gestos de cada uno de ellos, hablándonos de sus personalidades: mientras el hombre apoya su brazo en una mesa, sosteniendo un libro en su mano derecha, muy probablemente de contenido litúrgico, la mujer mira al espectador en actitud concentrada, con un atisbo de sonrisa que nos invita a querer saber más de ella. El extremo virtuosismo en el tratamiento de los rostros, perfectamente perfilados y suavemente delineados, habla de la indudable habilidad técnica del pintor.

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