Null Escuela rusa, talleres de los Viejos Creyentes, siglo XIX.


"Ángel de la G…
Descripción

Escuela rusa, talleres de los Viejos Creyentes, siglo XIX. "Ángel de la Guarda con santos seleccionados". Témpera sobre tabla. Medidas: 36 x 28,5 cm. El icono de interés representa una composición de varios santos y mártires, que rodean la figura del Ángel de la Guarda. Este último se reconoce por la inscripción situada sobre su nimbo y por ciertas características iconográficas, como el quitón blanco, las alas, la espada y la cruz. El icono está ejecutado con una paleta de colores saturados y pigmentos muy concentrados. La tipología de los santos, con la bendición de dos dedos, así como las inscripciones con características específicas, y el nombre de Jesucristo como "IC XC", indican que se trata de una pieza realizada en los talleres de los antiguos creyentes. Al hablar de la iconografía de los ángeles custodios, hay que señalar que se trata de un campo muy complejo y controvertido de la pintura cristiana. Todavía hoy se discute si hay un lugar en la iconografía cristiana tradicional para las representaciones de los ángeles de la guarda, ya que cualquier representación figurativa de estos seres contradice en sí misma el dogma establecido. En las catacumbas romanas ya se encuentran imágenes de ángeles, aunque sin las habituales alas. Sin embargo, no hay imágenes del Ángel de la Guarda en los primeros monumentos cristianos. Su iconografía, que se generalizó en Rusia a partir de los siglos XVI-XVII, suele representar a un joven vestido con chitón blanco, a veces con túnica e himation, o manto, y sus principales atributos son una cruz y una espada desnuda, como símbolo de la protección del trono de Dios. La mayoría de los iconos que se pueden encontrar de los Ángeles Custodios, ya sean representaciones de los ángeles solos o con uno o más santos, son iconos modernos. La controversia sobre la representación de estos seres celestiales es profundamente filosófica y teosófica. Se debe a que, según las escrituras, su forma y apariencia es desconocida para los mortales. Un mortal sólo puede ver a su Ángel de la Guarda cuando su alma se separa de su cuerpo, es decir, después de la muerte. Por lo tanto, al representar a los Ángeles Custodios, el pintor debería haber muerto y luego haber resucitado. Si ocurre que el pintor ha resucitado, la forma que dará al Ángel de la Guarda no tendrá nada que ver con su apariencia real, ya que sólo se basará en la memoria y la imaginación del pintor. Esto, en consecuencia, da lugar a otros debates. Uno, en relación con el papel del pintor de iconos, que a priori debe pasar desapercibido, es decir, no debe tener ningún protagonismo, ya que el protagonista principal es el santo representado. Y otra, en relación con la apariencia del propio Ángel, ya que no tiene, o no tendrá, una apariencia unificada para todos los mortales. Sea cual sea la respuesta y la posición de cada uno en este viejo debate iconográfico, las representaciones de los Ángeles Custodios siempre recuerdan el lado filosófico y lógico de la religión. Además, estos iconos refuerzan la religión cristiana como un campo vivo abierto a diversas interpretaciones iconográficas, a pesar de los dogmas tradicionales.

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Escuela rusa, talleres de los Viejos Creyentes, siglo XIX. "Ángel de la Guarda con santos seleccionados". Témpera sobre tabla. Medidas: 36 x 28,5 cm. El icono de interés representa una composición de varios santos y mártires, que rodean la figura del Ángel de la Guarda. Este último se reconoce por la inscripción situada sobre su nimbo y por ciertas características iconográficas, como el quitón blanco, las alas, la espada y la cruz. El icono está ejecutado con una paleta de colores saturados y pigmentos muy concentrados. La tipología de los santos, con la bendición de dos dedos, así como las inscripciones con características específicas, y el nombre de Jesucristo como "IC XC", indican que se trata de una pieza realizada en los talleres de los antiguos creyentes. Al hablar de la iconografía de los ángeles custodios, hay que señalar que se trata de un campo muy complejo y controvertido de la pintura cristiana. Todavía hoy se discute si hay un lugar en la iconografía cristiana tradicional para las representaciones de los ángeles de la guarda, ya que cualquier representación figurativa de estos seres contradice en sí misma el dogma establecido. En las catacumbas romanas ya se encuentran imágenes de ángeles, aunque sin las habituales alas. Sin embargo, no hay imágenes del Ángel de la Guarda en los primeros monumentos cristianos. Su iconografía, que se generalizó en Rusia a partir de los siglos XVI-XVII, suele representar a un joven vestido con chitón blanco, a veces con túnica e himation, o manto, y sus principales atributos son una cruz y una espada desnuda, como símbolo de la protección del trono de Dios. La mayoría de los iconos que se pueden encontrar de los Ángeles Custodios, ya sean representaciones de los ángeles solos o con uno o más santos, son iconos modernos. La controversia sobre la representación de estos seres celestiales es profundamente filosófica y teosófica. Se debe a que, según las escrituras, su forma y apariencia es desconocida para los mortales. Un mortal sólo puede ver a su Ángel de la Guarda cuando su alma se separa de su cuerpo, es decir, después de la muerte. Por lo tanto, al representar a los Ángeles Custodios, el pintor debería haber muerto y luego haber resucitado. Si ocurre que el pintor ha resucitado, la forma que dará al Ángel de la Guarda no tendrá nada que ver con su apariencia real, ya que sólo se basará en la memoria y la imaginación del pintor. Esto, en consecuencia, da lugar a otros debates. Uno, en relación con el papel del pintor de iconos, que a priori debe pasar desapercibido, es decir, no debe tener ningún protagonismo, ya que el protagonista principal es el santo representado. Y otra, en relación con la apariencia del propio Ángel, ya que no tiene, o no tendrá, una apariencia unificada para todos los mortales. Sea cual sea la respuesta y la posición de cada uno en este viejo debate iconográfico, las representaciones de los Ángeles Custodios siempre recuerdan el lado filosófico y lógico de la religión. Además, estos iconos refuerzan la religión cristiana como un campo vivo abierto a diversas interpretaciones iconográficas, a pesar de los dogmas tradicionales.

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