Null Escuela rusa, siglos XVIII-XIX.


"Elías en el desierto".


Témpera sobre t…
Descripción

Escuela rusa, siglos XVIII-XIX. "Elías en el desierto". Témpera sobre tabla. Medidas: 31 x 26,5 cm. Esta obra remite a otro icono temático llamado "Elías en el desierto", pintado por Fyodor Evtyjeev Zubov entre 1659 y 1662, para la iglesia del santo en Yaroslavl (Rusia). Se trata de una imagen clásica por excelencia de la iconografía rusa, que ahora se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Yaroslavl. El maestro anónimo de nuestra obra representa a Elías en el centro del icono, según el canon: sentado sobre una piedra, apoyado en un bastón. El santo, que vuelve la cara hacia el cuervo que le trae un pan, está rodeado de naturaleza. En lugar de las celdas hagiográficas, conocidas en ruso como "kleimó" y típicas de la iconografía ortodoxa tradicional, nuestro maestro optó por las miniaturas, menos comunes pero igualmente habituales, que forman una composición circular. Las escenas deben leerse desde el ángulo superior izquierdo hacia abajo, terminando en el ángulo superior derecho. Es cierto que este icono está algo deteriorado, pero aun así todas las escenas pueden verse con claridad, ya que se conservan las inscripciones, un rasgo característico de la iconografía ortodoxa. La primera miniatura muestra al Pantocrátor. Le sigue una escena con Elías, probablemente cuando éste habló con Dios. La tercera escena describe el descenso del ángel en el sueño de Elías. Le sigue una escena que representa uno de sus milagros, cuando tocó las aguas del río Jordán con sus ropas, y las aguas se separaron, como lo hicieron con Moisés. En la penúltima miniatura vemos al profeta Eliseo, que suele acompañar a Elías. . Finalmente, la composición culmina con la ascensión de Elías al cielo, a pesar de ser mortal, simbolizando así su gran virtud. Además de representar la vida de Elías con exactitud iconográfica, el autor anónimo improvisa libremente, enriqueciendo el icono con paisajes y marinas. Elías era uno de los santos del Antiguo Testamento más venerados en la antigua Rus, incluso antes de la cristianización de la Rus en 988. Hoy se le considera el protector de la fuerza aérea. Es uno de los pocos profetas igualmente estimados en el Islam, el judaísmo y el cristianismo. Hay muy poca información sobre su origen y no se conoce con exactitud su nombre, que probablemente procede del hebreo y significa "mi Dios es Yahvé (el único Dios)". Durante su vida, Elías criticó abiertamente al rey pagano de Israel, Ajab, y a su esposa Jezabel. Debido a su falta de fe en el cristianismo, Dios castigó a Israel con una sequía que duró tres años. Durante este periodo, Elías vivió en el desierto, junto a un pequeño río, o una fuente de agua natural, y se alimentó con la ayuda de los cuervos que le traían comida. La escena central de nuestro icono representa precisamente este episodio, los colores ocre, rojo, y los tonos amarillentos, ayudan a transmitir la sensación de calor y sequía, en un desierto deshabitado. Cuando el pueblo de Israel por fin se hartó, Elías les propuso ponerles a prueba construyendo dos altares, uno pagano y otro cristiano. Aquel sobre el que cayera el fuego esa noche sería la religión a seguir. Dios encendió el altar cristiano, poniendo fin al paganismo en Israel. Como regalo por esta rigurosa fe y virtud, Elías fue ascendido al cielo.

35 

Escuela rusa, siglos XVIII-XIX. "Elías en el desierto". Témpera sobre tabla. Medidas: 31 x 26,5 cm. Esta obra remite a otro icono temático llamado "Elías en el desierto", pintado por Fyodor Evtyjeev Zubov entre 1659 y 1662, para la iglesia del santo en Yaroslavl (Rusia). Se trata de una imagen clásica por excelencia de la iconografía rusa, que ahora se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Yaroslavl. El maestro anónimo de nuestra obra representa a Elías en el centro del icono, según el canon: sentado sobre una piedra, apoyado en un bastón. El santo, que vuelve la cara hacia el cuervo que le trae un pan, está rodeado de naturaleza. En lugar de las celdas hagiográficas, conocidas en ruso como "kleimó" y típicas de la iconografía ortodoxa tradicional, nuestro maestro optó por las miniaturas, menos comunes pero igualmente habituales, que forman una composición circular. Las escenas deben leerse desde el ángulo superior izquierdo hacia abajo, terminando en el ángulo superior derecho. Es cierto que este icono está algo deteriorado, pero aun así todas las escenas pueden verse con claridad, ya que se conservan las inscripciones, un rasgo característico de la iconografía ortodoxa. La primera miniatura muestra al Pantocrátor. Le sigue una escena con Elías, probablemente cuando éste habló con Dios. La tercera escena describe el descenso del ángel en el sueño de Elías. Le sigue una escena que representa uno de sus milagros, cuando tocó las aguas del río Jordán con sus ropas, y las aguas se separaron, como lo hicieron con Moisés. En la penúltima miniatura vemos al profeta Eliseo, que suele acompañar a Elías. . Finalmente, la composición culmina con la ascensión de Elías al cielo, a pesar de ser mortal, simbolizando así su gran virtud. Además de representar la vida de Elías con exactitud iconográfica, el autor anónimo improvisa libremente, enriqueciendo el icono con paisajes y marinas. Elías era uno de los santos del Antiguo Testamento más venerados en la antigua Rus, incluso antes de la cristianización de la Rus en 988. Hoy se le considera el protector de la fuerza aérea. Es uno de los pocos profetas igualmente estimados en el Islam, el judaísmo y el cristianismo. Hay muy poca información sobre su origen y no se conoce con exactitud su nombre, que probablemente procede del hebreo y significa "mi Dios es Yahvé (el único Dios)". Durante su vida, Elías criticó abiertamente al rey pagano de Israel, Ajab, y a su esposa Jezabel. Debido a su falta de fe en el cristianismo, Dios castigó a Israel con una sequía que duró tres años. Durante este periodo, Elías vivió en el desierto, junto a un pequeño río, o una fuente de agua natural, y se alimentó con la ayuda de los cuervos que le traían comida. La escena central de nuestro icono representa precisamente este episodio, los colores ocre, rojo, y los tonos amarillentos, ayudan a transmitir la sensación de calor y sequía, en un desierto deshabitado. Cuando el pueblo de Israel por fin se hartó, Elías les propuso ponerles a prueba construyendo dos altares, uno pagano y otro cristiano. Aquel sobre el que cayera el fuego esa noche sería la religión a seguir. Dios encendió el altar cristiano, poniendo fin al paganismo en Israel. Como regalo por esta rigurosa fe y virtud, Elías fue ascendido al cielo.

Las pujas estan cerradas para este lote. Ver los resultados