Escuela rusa, talleres de los Viejos Creyentes, segunda mitad del siglo XVII. "Resurrección de Cristo, descenso de Cristo a los infiernos y su vida en 12 escenas hagiográficas". Témpera sobre tabla. Medidas: 53 x 44,5 cm. El descenso de Cristo a los infiernos es una de las representaciones más importantes de la iconografía cristiana. Este pasaje se conoce en la antigua Rus desde el siglo XI, aunque se hizo más popular en la segunda mitad del siglo XIV. La iconografía de este pasaje del Nuevo Testamento se desarrolló finalmente en el siglo XVII en los talleres de Moscú. En este periodo el icono alcanzó su máxima complejidad, combinando los pasajes del Nuevo y del Antiguo Testamento, y componiendo al mismo tiempo las escenas de la Resurrección y del descenso de Cristo a los infiernos en una sola. El icono de interés, a pesar de su composición relativamente sencilla, un registro central rodeado de 12 escenas hagiográficas, resulta muy atractivo por el simbolismo de los detalles simbólicos que acompañan a cada una de las miniaturas. En la escena central, que constituye el tema del icono, hay representaciones del diablo y del infierno, muy poco frecuentes en la iconografía ortodoxa. La boca abierta del monstruoso dragón es una alegoría del infierno. Mientras que el diablo se encuentra en la esquina inferior derecha de la escena, representado como un ser desnudo con una barba terminada en pico y de perfil, los tres rasgos principales del diablo o de los pecadores en un icono ortodoxo. La escena central está enmarcada por una cenefa decorativa que imita la talla de la madera. Las doce escenas que la rodean representan pasajes de la vida de Jesucristo, desde su nacimiento hasta su resurrección, así como algunos pasajes de carácter mariano, siendo la última escena del siclo el entierro de la Virgen en el ángulo inferior izquierdo. Un detalle curioso de esta pieza se encuentra en la novena escena, que representa la Exaltación de la Santa Cruz, situada en el ángulo inferior derecho. La inscripción "????" es la traducción al cirílico de la frase latina "INRI". Se trata de una inscripción muy inusual en los iconos de los Viejos Creyentes rusos, ya que al final causó mucha controversia, al ser una cita directa de Poncio Pilato, el asesino de Cristo. El hecho de que acompañe a la cruz ayuda a determinar la temprana fecha de creación de este icono, en torno al año 1700, cuando los pintores de los Viejos Creyentes todavía utilizaban esta inscripción.