Null Escuela rusa, viejos creyentes, finales del siglo XVIII.


"Resurrección de…
Descripción

Escuela rusa, viejos creyentes, finales del siglo XVIII. "Resurrección de Cristo, descenso de Cristo a los infiernos". Témpera, pan de oro sobre tabla. Medidas: 18 x 14 cm. El descenso de Cristo a los infiernos es una de las representaciones más importantes de la iconografía cristiana. Este pasaje se conoce en la antigua Rus desde el siglo XI, aunque se hizo más popular en la segunda mitad del siglo XIV. La iconografía de este pasaje del Nuevo Testamento se desarrolló finalmente en el siglo XVII en los talleres de Moscú. En este periodo el icono alcanzó su máxima complejidad, combinando los pasajes del Nuevo y del Antiguo Testamento, y componiendo al mismo tiempo las escenas de la Resurrección y del descenso de Cristo a los infiernos en una sola. El icono de interés, una imagen canónica establecida en el siglo XVII, representa la resurrección y el descenso de Cristo a los infiernos simultáneamente. La composición dinámica de este pequeño icono tiene un carácter ascendente, logrado mediante la superposición de los nimbos de los santos, que conducen la mirada del espectador desde el portal roto del infierno hasta la figura de Cristo encerrada en la mandorla mágica, siendo ésta la imagen principal de toda la composición. La maestría de este pintor anónimo en la representación de los detalles arquitectónicos y naturales es fascinante, así como su uso del color. En la pintura de iconos rusa, el color tiene una carga simbólica muy importante, a veces más profunda que las propias imágenes. En el caso de la presente obra, es evidente el predominio de los tonos rojos sobre el resto de la gama. El simbolismo del rojo es muy heterogéneo, y este icono es un claro ejemplo de ello, ya que al mismo tiempo representa la Pasión de Cristo e identifica a los mártires con su chitón rojo, y sirve para marcar las fronteras del infierno, representado por la boca abierta de un monstruoso dragón. El título del icono se encuentra en el borde exterior. Todas las figuras van acompañadas de las inscripciones y mantienen la mano en posición de bendición con dos dedos. Estas características, junto con el aspecto visual y la estilística general del icono, llevan a la conclusión de que puede pertenecer a los talleres de los Antiguos Creyentes, asentados principalmente en la zona de Pomorie-Ural.

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Escuela rusa, viejos creyentes, finales del siglo XVIII. "Resurrección de Cristo, descenso de Cristo a los infiernos". Témpera, pan de oro sobre tabla. Medidas: 18 x 14 cm. El descenso de Cristo a los infiernos es una de las representaciones más importantes de la iconografía cristiana. Este pasaje se conoce en la antigua Rus desde el siglo XI, aunque se hizo más popular en la segunda mitad del siglo XIV. La iconografía de este pasaje del Nuevo Testamento se desarrolló finalmente en el siglo XVII en los talleres de Moscú. En este periodo el icono alcanzó su máxima complejidad, combinando los pasajes del Nuevo y del Antiguo Testamento, y componiendo al mismo tiempo las escenas de la Resurrección y del descenso de Cristo a los infiernos en una sola. El icono de interés, una imagen canónica establecida en el siglo XVII, representa la resurrección y el descenso de Cristo a los infiernos simultáneamente. La composición dinámica de este pequeño icono tiene un carácter ascendente, logrado mediante la superposición de los nimbos de los santos, que conducen la mirada del espectador desde el portal roto del infierno hasta la figura de Cristo encerrada en la mandorla mágica, siendo ésta la imagen principal de toda la composición. La maestría de este pintor anónimo en la representación de los detalles arquitectónicos y naturales es fascinante, así como su uso del color. En la pintura de iconos rusa, el color tiene una carga simbólica muy importante, a veces más profunda que las propias imágenes. En el caso de la presente obra, es evidente el predominio de los tonos rojos sobre el resto de la gama. El simbolismo del rojo es muy heterogéneo, y este icono es un claro ejemplo de ello, ya que al mismo tiempo representa la Pasión de Cristo e identifica a los mártires con su chitón rojo, y sirve para marcar las fronteras del infierno, representado por la boca abierta de un monstruoso dragón. El título del icono se encuentra en el borde exterior. Todas las figuras van acompañadas de las inscripciones y mantienen la mano en posición de bendición con dos dedos. Estas características, junto con el aspecto visual y la estilística general del icono, llevan a la conclusión de que puede pertenecer a los talleres de los Antiguos Creyentes, asentados principalmente en la zona de Pomorie-Ural.

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