Circle of FEDERICO DE MADRAZO Y KUNTZ (Rome, 1815 - Madrid, 1894). Círculo de FE…
Descripción

Circle of FEDERICO DE MADRAZO Y KUNTZ (Rome, 1815 - Madrid, 1894).

Círculo de FEDERICO DE MADRAZO Y KUNTZ (Roma, 1815 - Madrid, 1894). "Retrato de una dama". Óleo sobre lienzo. Presenta falta de bastidor, daños, restos de xilófagos, repintes y pérdidas pictóricas. Tiene un marco de madera tallada, c.1900, con cristal. Medidas: 33 x 26,5 cm. El rostro ovalado y nacarado de la joven destaca como elemento único de la luminosidad de la pieza. En este retrato, como en el resto de la producción de Federico de Madrazo, el autor destaca la personalidad de la protagonista, realizando un estudio psicológico de la modelo, en el que muestra a la mujer con gran distinción y sobriedad. Aplica al dibujo una pincelada corta y precisa y, a pesar de tratarse de un retrato monocromático en cascada, añade luminosidad a los tonos de la carne y a la mirada de la joven. El artista ha colocado la imagen en un óvalo de tonos neutros y oscuros para realzarla. Hijo del pintor José de Madrazo, que también estuvo en Roma al servicio de Carlos IV en el exilio, Federico de Madrazo se trasladó con su familia a Madrid cuando su padre fue nombrado pintor de la corte de Fernando VII en 1819. Poco después se inauguró el Real Museo de Pinturas, institución que iba a desempeñar un papel fundamental en la vida de Federico de Madrazo. Durante su infancia y juventud lo visitó con frecuencia con su padre, que de hecho fue el responsable del establecimiento litográfico del museo desde 1826 y su director desde 1838 hasta 1857. Pintor precoz, Federico de Madrazo ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando como académico de mérito a los dieciséis años. Durante su juventud fundó con su hermano Pedro la revista "El Artista", que fue una importante novedad romántica y en la que Federico se encargó de las ilustraciones. En 1832 obtuvo una beca en París para estudiar pintura con Ingres, amigo de su padre. Allí adquirió un estilo romántico al estilo de su padre. Allí adquirió un estilo romántico a la manera francesa. En 1840 continuó su formación en Roma, donde entró en contacto con los nazarenos y, en particular, con Overbeck, lo que reforzó sus conocimientos de dibujo, ya importantes en su estilo gracias a lo que había aprendido de su padre y de Ingres. Una obra ilustrativa de esta influencia nazarena en Madrazo es Las Marías en el sepulcro. Dos años después regresó a España, convertido en un pintor de gran prestigio, muy solicitado como retratista por la aristocracia madrileña. Fue el pintor de la corte de la reina Isabel II y el gran retratista oficial de la época. Sus retratos se caracterizaron por la sencillez y naturalidad de sus modelos, y por una serenidad distante, íntimamente ligada al sentimiento romántico. También fue director del Museo del Prado, cargo que ocupó, aunque de forma interrumpida, durante treinta años hasta su muerte. También dirigió la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tuvo una brillante carrera como pintor de historia y, sobre todo, como retratista, alcanzando un gran prestigio en los círculos artísticos no sólo de Madrid, sino también de París y Roma. Su producción evolucionó desde una pintura dominada por el purismo de la línea y el minucioso detalle hacia una técnica más fluida y espontánea, con mayor profundidad expresiva. Federico de Madrazo está representado actualmente en el Museo del Prado, el Museo Nacional del Palacio de Versalles, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, la Fundación Lázaro Galdiano y el Museo Romántico de Madrid, entre otros.

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