Attributed to FRANCESCO SOLIMENA (Italy, 1657 - 1747).

Atribuido a FRANCESCO SOLIMENA (Italia, 1657 - 1747). "Santa Inés". Óleo sobre lienzo. Refinado Presenta restauraciones antiguas. Medidas: 50 x 36 cm. Esta obra está concebida para ser colocada en una zona alta, ya que el artista ha alargado el canon anatómico de la protagonista, además de tratar la composición desde un punto de vista bajo, deformando la imagen, para que se pueda apreciar de forma coherente desde un punto de vista bajo. El artista presenta a una mujer de formas redondeadas y volumétricas como protagonista de la escena. Está situada en el centro de una composición con un fondo neutro e indeterminado, y no tiene ningún elemento iconográfico más allá de su halo de santidad y del cordero que sostiene en sus brazos. Es posible que se trate de una representación de Santa Inés, que pertenecía a una familia de la nobleza romana y fue educada bajo los preceptos del cristianismo primitivo. A los doce años, bajo el gobierno del emperador Diocleciano, fue denunciada por varios jóvenes, a los que había rechazado por su castidad y devoción religiosa. Santa Inés fue entonces condenada por Sempronio a ser arrastrada desnuda por la calle hasta un burdel. Se dice que durante este tormento su pelo creció hasta cubrir su cuerpo, y que los hombres que intentaron abusar de ella quedaron ciegos. Tras intentar matarla en la hoguera, Inés fue decapitada. Por sus características formales, podemos relacionar esta obra con la mano de Francesco Solimena, pintor italiano de finales del Barroco, principal representante de la escuela napolitana de la primera mitad del siglo XVIII. Francesco Solimena se formó con su padre, también pintor, y desarrolló su carrera en Nápoles, donde se estableció en 1674. Allí amplió su formación con De Maria, en cuyo taller se familiarizó con el estilo barroco más avanzado de Cortona, Lanfranco, Preti y Giordano. Sus primeras obras revelan una clara afinidad con el barroco romano, así como con la tradición pictórica napolitana más reciente. Más tarde, tratando de desarrollar una alternativa al lenguaje fantasioso de Giordano, Solimena se acercó al arte más oscuro de Mattia Preti, insistiendo en una mayor plasticidad. Así, el sombreado que caracteriza a sus figuras comenzó a aparecer en su obra. Pronto se convirtió en la cabeza visible de la escuela napolitana y más tarde recibió la influencia del clasicismo de Maratta, que le llevó a buscar una mayor intensidad en su dibujo con acentos académicos. Obras de Solimena se encuentran hoy en el Museo del Prado, el Hermitage de San Petersburgo, el J. Paul Getty de Los Ángeles, el Kunsthistorisches de Viena, el Louvre de París, el Metropolitan de Nueva York, la National Gallery de Londres y el Rijksmuseum de Amsterdam, entre otras colecciones públicas y privadas de todo el mundo.