Circle of JUAN RIBALTA (Madrid, c. 1596-Valencia, 1628).

Círculo de JUAN RIBALTA (Madrid, c. 1596-Valencia, 1628). "San Pedro". Óleo sobre lienzo. Se conserva el lienzo original. Presenta faltas, repintes y restauraciones antiguas. Medidas: 44 x 36 cm. San Pedro (Betsaida, c. 1 a.C. - Roma, 67) fue, según el Nuevo Testamento, un pescador, conocido por ser uno de los doce apóstoles de Jesús. La Iglesia católica lo identifica a través de la sucesión apostólica como el primer Papa, basándose, entre otras cosas, en las palabras que le dirigió Jesús "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo". Se puede decir que San Pedro fue el confesor de Jesús, su discípulo más cercano, estando ambos unidos por un vínculo muy especial, como se narra tanto en los Evangelios canónicos como en los apócrifos. Juan Ribalta (Madrid, c. 1596-Valencia, 1628) fue un pintor barroco que desarrolló su carrera en la ciudad de Valencia. Comenzó su formación artística de la mano de su padre, el reconocido artista Francisco Ribalta, seguidor de la pintura caravaggista. Siempre vinculado al taller de su padre Juan Ribalta, firmó su primera obra a los dieciocho años en el taller de su padre. Tres años más tarde, en 1618, se casó, logrando así una posición económica ventajosa, y comenzó a vincularse con el mundo de la literatura. Su obra pictórica se caracteriza por un estilo estético tenebrista muy cercano a la calidad pictórica de su padre. Sin embargo, Juan Ribalta se basó inicialmente en los preceptos del manierismo, al que aplicó ciertos toques naturalistas. Posteriormente su pintura comenzó a mostrar cierto interés por lo anecdótico y lo cotidiano, características que estaban muy presentes en el taller de Bassano, artista que le influyó mucho. En su última época, su pintura se orienta hacia un lenguaje mucho más sobrio y naturalista, de nuevo cercano al de su padre. Sin embargo, a pesar de la fama de su padre, el talento de Juan Ribalta era muy apreciado; de hecho, Palomino fue un gran defensor de su obra, dedicándole estas palabras "en que la manera del padre era más definida, y la del hijo algo más suelta y golpeada". Sin embargo, hay que tener en cuenta que su prematura muerte nos dejó la obra de un gran pintor que aún estaba configurando su propio lenguaje pictórico.