BENJAMÍN PALENCIA (Barrax, Albacete, 1894 - Madrid, 1980). BENJAMÍN PALENCIA (Ba…
Descripción

BENJAMÍN PALENCIA (Barrax, Albacete, 1894 - Madrid, 1980).

BENJAMÍN PALENCIA (Barrax, Albacete, 1894 - Madrid, 1980). "Dos figuras surrealistas", 1948. Técnica mixta sobre cartón. Se adjunta certificado expedido por el Archivo Benjamín Palencia. Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho. Tamaño: 48 x 34 cm; 71 x 56 cm (marco). Dos personajes protagonizan esta escena de trazos rotundos y campos de color completamente definidos. Haciendo uso de los tabiques anatómicos tan comunes en la estética surrealista, y con una indudable reminiscencia cubista, Palencia crea esta obra de gran expresividad, donde los personajes centrales captan la atención del espectador por su ambigüedad, y por su presencia preponderante sobre el fondo neutro, y sintéticamente dividido. El último plano recuerda en su concepción y tonalidad a la obra que pertenece a la colección del Museo Reina Sofía de Madrid, "Mujer tumbada", pintada por el artista en el mismo año (1948). Fundador de la Escuela de Vallecas junto a Alberto Sánchez, escultor, Benjamín Palencia fue uno de los más importantes herederos de la poética del paisaje castellano propia de la Generación del 98. Con sólo quince años, Palencia abandona su ciudad natal y se instala en Madrid para desarrollar su formación a través de sus frecuentes visitas al Museo del Prado, ya que siempre rechazó las enseñanzas oficiales de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1925 participa en la Exposición de Artistas Ibéricos celebrada en el Palacio del Retiro de Madrid, y en 1926 viaja por primera vez a París. Allí conoce a Picasso, Gargallo y Miró y entra en contacto con la técnica del collage, que posteriormente aplicará a su obra, incorporando nuevos materiales como la arena o la ceniza. Será a partir de esta estancia parisina cuando la obra de Palencia adquiera un tono surrealista, evidenciado en una cada vez mayor libertad expresiva que alcanzará su plenitud en su periodo de madurez. A su regreso a Madrid funda la Escuela de Vallecas (1927), y debuta individualmente en el Museo de Arte Moderno (1928). Palencia irá abandonando las naturalezas muertas para retomar el paisaje castellano, plasmándolo a través de una magnífica síntesis entre tradición y vanguardia. Esta personal estética del paisaje alcanzará su culminación en la Escuela de Vallecas y, tras una brillante incursión surrealista a principios de los años treinta, al estallar la Guerra Civil Palencia se queda en Madrid, sufriendo como sus compañeros de generación un periodo de profunda crisis. Tras la guerra, entre 1939 y 1940 su pintura da un giro radical; abandona las influencias cubistas y abstractas e incluso los aspectos surrealistas, en busca de un arte de fuerte impacto cromático, vinculado al fauvismo. Centrado en su trabajo como paisajista, en 1942 Palencia retoma la experiencia de la Escuela de Vallecas junto a los jóvenes pintores Álvar Delgado, Carlos Pascual de Lara, Gregorio del Olmo, Enrique Núñez Casteló y Francisco San José. Su obra recogerá imágenes del campo castellano y de sus campesinos y animales; su pintura se convierte en un testimonio de lo rudo, lo tosco y lo rural, de la sutil expresividad de la sobriedad castellana. Ya plenamente consolidado, en 1943 obtiene la primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes y en 1944 es seleccionado para participar en el Salón de los Once de Eugenio D'Ors en Madrid. Al año siguiente recibe la medalla de honor de la Exposición Nacional, aunque renuncia a ella para facilitar su concesión a José Gutiérrez Solana.

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