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Descripción

PABLO PICASSO (1881-1973) TÊTE D'HOMME OU TÊTE DE MOUSQUETAIRE, 1967 Huile sur toile Datée '10.3.67' sur le châssis Óleo sobre lienzo; fechado "10.3.67" en el bastidor 45,8 X 38,2 CM - 18 X 15 IN. BIBLIOGRAFÍA Christian Zervos, Pablo Picasso, Œuvres de 1965 à 1967, Éditions Cahiers d'art, París : 1972, vol. 25, reproduit en noir et blanc sous le n° 300, pl. 133. Un certificat de Monsieur Claude Picasso, en date du 10 novembre 2020, sera remis à l'acquéreur. Pintado el 10 de marzo de 1967, Tête d'homme ou Tête de mousquetaire declina una delicada paleta de grises, ivosires y blancos que rara vez se ve en Pablo Picasso. También hay que remitirse a cuadros como Olga au col de fourrure (1923) o L'Idylle (1923) para encontrar armonías parecidas que aquí se ponen al servicio de la representación de un mosquetero. El mosquetero aparece en 1966 en la obra de Picasso, convaleciente en Mougins, y domina esta época hasta el punto de convertirse en su emblema, sustituyendo a los arlequines y saltimbanquis de los años anteriores. Inspirado tanto en Rembrandt y en el Siglo de Oro español como en la lectura de los Trois mousquetaires de Dumas y de Shakespeare, este personaje burlesco de largos pómulos abombados y bigote con puntas recortadas es el héroe barroco del Gran Siglo con el que Picasso se identificó en su madurez. El modelo, serrado y colocado de frente, está inspirado en el prestigioso traje español compuesto por una camisa blanca inmaculada y un hábito sombrío que evoca las prémices. Un hábito que evoca las aspiraciones del convaleciente a los equipamientos galantes pero que significa también un retorno de Picasso a su hispanidad. La de los romanos picarescos y Don Quijote. La de los gentileshombres del Greco o de Velásquez, casi monocromos, que el malagueño contempla con avidez tanto para alimentar las experiencias retrospectivas del final de su vida como para hacer el retrato fantasmagórico de su alter ego en pintura. Pintado el 10 de marzo de 1967, Tête d'homme o Tête de mousquetaire presenta una delicada paleta de grises, marfil y blanco poco frecuente en la obra de Pablo Picasso. Hay que acudir a cuadros anteriores como Olga au col de fourrure (1923) o L'Idylle (1923) para encontrar armonías similares, utilizadas aquí para representar a un mosquetero. La figura del mosquetero aparece en la obra de Picasso en 1966, durante la convalecencia del artista en Mougins, y domina el periodo hasta tal punto que se convierte en emblemática, sustituyendo a los arlequines y acróbatas de los años precedentes. Inspirado tanto por Rembrandt y el Siglo de Oro de la pintura española como por Los tres mosqueteros de Dumas y las obras de Shakespeare, esta figura burlesca de larga cabellera rizada y bigote curvado tiene todas las marcas del héroe barroco del siglo XVII con el que Picasso se identificó en sus últimos años. El retrato de rostro entero y marco apretado muestra al modelo ataviado con un magnífico traje español compuesto por una reluciente gorguera blanca y el comienzo de un vestido oscuro, un vestido que sugiere las propias ambiciones del convaleciente, dado como era a las escapadas románticas, pero que también señala el regreso de Picasso a su hispanidad de las novelas picarescas españolas y el Quijote. Una Hispanidad que también se refleja en los caballeros de Greco y Velásquez; el pintor malagueño contemplaba con avidez sus figuras monocromáticas tanto para alimentar las exploraciones retrospectivas que emprendió al final de su vida como para extraer un retrato fantaseado de su alter ego en la pintura.

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PABLO PICASSO (1881-1973)

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