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ESCUELA NAPOLITANA del siglo XVIII El Nacimiento de la Virgen. Piedra negra, aguada gris y negra (Pecas y manchas; pequeños agujeros). Altura 25 cm de alto. - Anchura 42 cm. (dbs)

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ESCUELA NAPOLITANA del siglo XVIII El Nacimiento de la Virgen. Piedra negra, aguada gris y negra (Pecas y manchas; pequeños agujeros). Altura 25 cm de alto. - Anchura 42 cm. (dbs)

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Escuela napolitana o Círculo de FRANCISCO SALZILLO (Murcia, 1707 - 1783), siglo XVIII. "San Joaquín" o "Personaje del pesebre napolitano". Talla en madera policromada. Medidas: 55 x 40 x 33 cm. El personaje aquí representado, de larga barba y atuendo renacentista, destaca por el virtuoso naturalismo impreso en la indumentaria y en la piadosa expresión del semblante. El histrionismo o gesticulación teatral es otro elemento a destacar. Ambos atributos (naturalismo y dramatización gestual) fueron característicos de la obra de Francisco Salzillo, una de las figuras más destacadas de la escuela murciana del siglo XVIII. Asimismo, no debe menospreciarse un posible origen napolitano de esta pieza, ya que el naturalismo extremo era también más que frecuente. Dado que la escuela napolitana se inscribe en la tradición belenística, las tallas del Barroco y del Barroco tardío tienen un fuerte componente escenográfico y dramático. Podemos apreciar en esta talla la calidad del estofado, la plasticidad cromática y texturada del drapeado de la capa y de la blusa anudada con un paño a la cintura, los pliegues naturalistas en torno a las rodillas y las pantorrillas..... El personaje, con la boca entreabierta, parece dirigirse a Dios en agradecimiento por algo. En el caso de una figura del belén napolitano, podría formar parte del séquito de los Reyes Magos. También podría identificar a San Joaquín, padre de la Virgen. Cabe recordar que Salzillo recibió la influencia italiana, al ser hijo del escultor italiano Nicolás Salzillo. La escuela murciana de escultura nace en el siglo XVIII, impulsada por el crecimiento económico de la región, en torno a la figura de Francisco Salzillo, recogiendo influencias mediterráneas y especialmente italianas a través del arte del Belén, que se introduce y desarrolla en España en este siglo. A través de la escuela murciana se introdujeron en España las novedades del rococó europeo, que fueron incorporadas por maestros murcianos como Salzillo al sentir popular propio de la imaginería española.

Escuela napolitana; hacia 1700. "Naturaleza muerta". Óleo sobre lienzo. Repintado. Presenta repintes y restauraciones. Medidas: 91 x 166 cm; 110 x 185 cm (marco). Bodegón napolitano de flores y frutas magníficamente trabajado, con detalle y atención a las calidades. A pesar de la profusión de los elementos que integran la composición, el bodegón se desarrolla en un interior, lo que se intuye debido al mobiliario que forma parte de la escena, y a que en el último plano se aprecia una pequeña abertura que permite ver un paisaje exterior. Los elementos que componen el bodegón se sitúan en primer plano, en una composición típicamente clásica y al mismo tiempo dinámica a pesar de la estructura relativamente simple del espacio. El dinamismo se ve reforzado por el uso de colores brillantes y metálicos, como el naranja de la tela o el tapizado de la silla y el rosa de las flores. Estos colores crean a su vez un fuerte contraste con el resto de la tonalidad tenebrista del lienzo, típica del bodegón napolitano. Dadas sus características técnicas, es probable que la obra pertenezca al círculo del artista Andrea Belvedere (Italia, 1652-1732), llamado a la corte española por Luca Giordano. Belvedere se instaló en Madrid en 1694 hasta 1700, dejando en la capital varios ejemplos de su obra como pintor de bodegones, hoy en la colección del Museo del Prado. Muy apreciada en el mercado anticuario, así como entre coleccionistas e historiadores del arte, la escuela napolitana de bodegones del Barroco conoció un desarrollo espectacular, dejando atrás el esplendor del siglo XVI y progresando dentro de un estilo plenamente barroco y claramente identificable. Artistas como Tommaso Realfonso, Nicola Casissa, Gaspare Lopez, Giacomo Nani y Baldassare de Caro continuaron la tradición local especializándose en la pintura de flores, frutas, pescado y caza, satisfaciendo así las demandas de una amplia clientela caracterizada por un nuevo gusto del siglo XVII. A estos artistas hay que añadir las figuras menores que poco a poco van saliendo de un injusto olvido, y algunos artistas que trabajaron entre los siglos XVII y XVIII, como Francesco della Questa, Aniello Ascione, Nicola Malinconico, Gaetano Cusati, Onofrio Loth, Elena y Nicola Maria Recco, Giuseppe Ruoppolo y Andrea Belvedere. Estos pintores napolitanos de bodegones, que trabajaron durante el siglo XVII y principios del XVIII, son conocidos como "i generisti" y fueron importantes no sólo en su propio entorno sino también, y sobre todo, en España, donde el desarrollo del género estuvo claramente marcado por la influencia italiana, en particular por la aportación de la escuela napolitana. Hoy en día esta escuela está considerada como una de las más destacadas dentro del género del bodegón barroco. El rasgo distintivo de los pintores barrocos napolitanos fue siempre su fuerte carácter naturalista y su cálido cromatismo, con predominio de los tonos rojizos y terrosos.