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Descrizione

Siguiendo modelos de Juan de Zurbarán (Llerena, Badajoz, 1620-Sevilla, 1649), escuela española del siglo XIX Óleo sobre lienzo, medidas lienzo: 80 x 56 cm, medidas enmarcado: 100 x 76 cm

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Siguiendo modelos de Juan de Zurbarán (Llerena, Badajoz, 1620-Sevilla, 1649), escuela española del siglo XIX Óleo sobre lienzo, medidas lienzo: 80 x 56 cm, medidas enmarcado: 100 x 76 cm

Stima 1 200 - 1 500 EUR
Base d'asta 550 EUR

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In vendita il jueves 18 jul : 16:30 (CEST)
barcelona, Spagna
Templum Fine art Auction
+34935643445
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Escuela española del siglo XVI. Círculo de FRANCISCO DE ZURBARÁN (Fuente de Cantos, Badajoz, 1598 - Madrid, 1664). "Virgen con el Niño Salvator Mundi". Óleo sobre lienzo. Redibujado a finales del siglo XVIII. Medidas: 111 x 85 cm; 120 x 93 cm (marco). La estela de la pintura mariana de Zurbarán se manifiesta en esta obra de Cristo como "Salvator Mundi", iconografía que representa el concepto cristológico de Jesucristo como salvador universal, en relación con su papel de juez en el Juicio Final y con su carácter de Redentor. El canon monumental de la Virgen y el Niño, su presencia escultórica, se ha logrado mediante un sutil modelado de luz. La ternura melancólica de los rostros y el modo en que las figuras emergen enfáticamente de un fondo brumoso revelan la influencia de Zurbarán. Francisco de Zurbarán se formó en Sevilla, donde fue discípulo de Pedro Díaz de Villanueva entre 1614 y 1617. Durante este periodo tuvo la oportunidad de conocer a Pachecho y Herrera y de establecer contactos con sus contemporáneos Velázquez y Cano, aprendices como él en la Sevilla de la época. Tras varios años de aprendizaje diverso, Zurbarán regresó a Badajoz sin someterse al examen gremial sevillano. Se instaló en Llerena entre 1617 y 1628, donde recibió encargos tanto del municipio como de diversos conventos e iglesias extremeñas. En 1629, por insólita sugerencia del Consejo Municipal, Zurbarán se instala definitivamente en Sevilla, iniciando la década más prestigiosa de su carrera. Recibió encargos de todas las órdenes religiosas presentes en Andalucía y Extremadura, y finalmente fue invitado a la corte en 1934, quizá por sugerencia de Velázquez, para participar en la decoración del gran salón del Buen Retiro. De regreso a Sevilla, Zurbarán continuó trabajando para la corte y para diversas órdenes monásticas. En 1958, probablemente impulsado por las dificultades del mercado sevillano, se traslada a Madrid. Durante este último periodo de su producción realizó lienzos de devoción privada de pequeño formato y refinada ejecución. Zurbarán fue un pintor de realismo sencillo, excluyendo de su obra la grandilocuencia y la teatralidad, e incluso podemos encontrar cierta torpeza a la hora de resolver los problemas técnicos de la perspectiva geométrica, a pesar de la perfección de su dibujo de anatomías, rostros y objetos. Sus composiciones severas y rigurosamente ordenadas alcanzan un nivel excepcional de emoción piadosa. En cuanto al tenebrismo, el pintor lo practicó sobre todo en su primera época sevillana. Nadie le supera en su manera de expresar la ternura y el candor de los niños, las jóvenes vírgenes y los santos adolescentes. Su excepcional técnica le permitió también representar los valores táctiles de lienzos y objetos, lo que le convirtió en un excepcional pintor de naturalezas muertas.