Null Atribuido a JOSÉ GUTIÉRREZ DE LA VEGA (Sevilla, 1791 - Madrid, 1865).

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Descripción

Atribuido a JOSÉ GUTIÉRREZ DE LA VEGA (Sevilla, 1791 - Madrid, 1865). "Retrato de un niño. Óleo sobre tabla. Tiene un marco del siglo XIX. Medidas: 25 x 17 cm; 33 x 24 cm (marco). El acabado vaporoso del retrato, sumado a la gama cromática utilizada por el artista, nos acerca estéticamente al círculo pictórico del pintor José Gutiérrez De La Vega. Uno de los grandes retratistas del Romanticismo, y ferviente seguidor de Murillo, José Gutiérrez de la Vega se formó entre 1802 y 1807 en la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, en Sevilla. Comenzó a pintar retratos en 1816, siendo en sus primeras obras ya evidentes los tonos vaporosos y carnosos típicamente murillescos que, como dice algún comentarista, comienzan a darle renombre. Entre 1818 y 1820 dejó de asistir a la Academia y se dedicó a hacer copias de Murillo, atreviéndose con los lienzos más complicados del maestro, de cuya venta vivía. Sin embargo, volvió a matricularse en 1821, quizá pensando en dedicarse a la enseñanza. De hecho, en 1925 fue nombrado ayudante de pintura. Sin embargo, unos años más tarde, en 1831, decidió marcharse a Madrid para probar suerte en la corte. Fue académico de mérito de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, aunque nunca alcanzó la plaza de pintor de cámara, ya que sólo se podía acceder a ella cuando había vacantes. Tras la creación del Liceo Artístico y Literario de Madrid, Gutiérrez de la Vega se convirtió en uno de sus miembros más activos. También fue nombrado director de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, cargo que desempeñó desde 1839 hasta 1847 cuando, debido a sus prolongadas estancias en Madrid, tuvo que abandonarlo. Posteriormente fue nombrado catedrático de los estudios elementales adscritos a la Real Academia de San Fernando. Gutiérrez de la Vega vivió principalmente del retrato, pintando las efigies de personajes destacados como Isabel II (de adulta y de niña), el marqués de Almonacid, el viajero inglés Richard Ford o María Cristina, viuda de Fernando VII. Sin embargo, su pasión por la obra de Murillo le llevó a centrarse también en la pintura religiosa, producción en la que destacan sus Inmaculadas. Además del retrato y los temas religiosos, este artista cultivó ocasionalmente la pintura de género. Gutiérrez de la Vega está representado actualmente en el Museo del Prado, la Real Academia de San Fernando, los Ministerios de Fomento e Industria de Madrid, el Museo Provincial de Bellas Artes de Málaga y el Museo Romántico de Madrid, entre otros.

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Atribuido a JOSÉ GUTIÉRREZ DE LA VEGA (Sevilla, 1791 - Madrid, 1865). "Retrato de un niño. Óleo sobre tabla. Tiene un marco del siglo XIX. Medidas: 25 x 17 cm; 33 x 24 cm (marco). El acabado vaporoso del retrato, sumado a la gama cromática utilizada por el artista, nos acerca estéticamente al círculo pictórico del pintor José Gutiérrez De La Vega. Uno de los grandes retratistas del Romanticismo, y ferviente seguidor de Murillo, José Gutiérrez de la Vega se formó entre 1802 y 1807 en la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, en Sevilla. Comenzó a pintar retratos en 1816, siendo en sus primeras obras ya evidentes los tonos vaporosos y carnosos típicamente murillescos que, como dice algún comentarista, comienzan a darle renombre. Entre 1818 y 1820 dejó de asistir a la Academia y se dedicó a hacer copias de Murillo, atreviéndose con los lienzos más complicados del maestro, de cuya venta vivía. Sin embargo, volvió a matricularse en 1821, quizá pensando en dedicarse a la enseñanza. De hecho, en 1925 fue nombrado ayudante de pintura. Sin embargo, unos años más tarde, en 1831, decidió marcharse a Madrid para probar suerte en la corte. Fue académico de mérito de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, aunque nunca alcanzó la plaza de pintor de cámara, ya que sólo se podía acceder a ella cuando había vacantes. Tras la creación del Liceo Artístico y Literario de Madrid, Gutiérrez de la Vega se convirtió en uno de sus miembros más activos. También fue nombrado director de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, cargo que desempeñó desde 1839 hasta 1847 cuando, debido a sus prolongadas estancias en Madrid, tuvo que abandonarlo. Posteriormente fue nombrado catedrático de los estudios elementales adscritos a la Real Academia de San Fernando. Gutiérrez de la Vega vivió principalmente del retrato, pintando las efigies de personajes destacados como Isabel II (de adulta y de niña), el marqués de Almonacid, el viajero inglés Richard Ford o María Cristina, viuda de Fernando VII. Sin embargo, su pasión por la obra de Murillo le llevó a centrarse también en la pintura religiosa, producción en la que destacan sus Inmaculadas. Además del retrato y los temas religiosos, este artista cultivó ocasionalmente la pintura de género. Gutiérrez de la Vega está representado actualmente en el Museo del Prado, la Real Academia de San Fernando, los Ministerios de Fomento e Industria de Madrid, el Museo Provincial de Bellas Artes de Málaga y el Museo Romántico de Madrid, entre otros.

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