Müller,K.H. La importancia económica del ferrocarril de Bagdad. El país y las ge…
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Müller,K.H.

La importancia económica del ferrocarril de Bagdad. El país y las gentes de la Turquía asiática. Hbg., Boysen & Maasch 1917. gr.8°. Con 2 pleg. Mapas. VI p., 1 hoja, 128 pp. Late. Hlwd. Metzeltin 2569 - Parcialmente ligeramente (principalmente cortado) foxado, portada con mancha en el borde superior. Manchas marginales.

1528 

Müller,K.H.

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Escuela holandesa; siglo XVIII. "Paisajes". Óleo sobre tabla (x2). Presenta faltas en el marco. Medidas: 25,5 x 36,5 cm (x2); 43 x 55 cm (marcos, x2). De todas las contribuciones de los países del norte de Europa a la historia del arte, ninguna ha alcanzado la importancia y popularidad perdurables de la pintura paisajista holandesa del siglo XVII. La evocación de los contornos, los terrenos y las atmósferas de los Países Bajos es más vívida que la de cualquier otro lugar, grande o pequeño, que se haya representado jamás. Dentro de esta tradición, la aportación paisajística holandesa más revolucionaria y duradera ha sido sin duda su naturalismo. Los pintores holandeses del siglo XVII fueron los primeros en crear una imagen perceptivamente real y aparentemente completa de su tierra y sus gentes. Aunque el paisaje como género independiente apareció en Flandes en el siglo XVI, no cabe duda de que este tipo de pintura sólo alcanzó su pleno desarrollo entre los artistas holandeses. Puede decirse que fueron prácticamente ellos quienes inventaron el paisaje naturalista, que afirmaron como rasgo exclusivamente central de su patrimonio artístico. No cabe duda de que el pintor holandés, lleno de orgullo por su tierra, supo mostrar a través de sus cuadros la belleza de sus vastas llanuras y sus cielos encapotados, el trazado regular de sus canales y ríos serpenteantes, sus pólderes y diques, sus playas y, por supuesto, sus espectaculares mares tormentosos. A pesar de su naturalismo o del registro inventarial de los hechos, los paisajes holandeses eran, al menos en la misma medida, producto de la imaginación que de la observación. La visión holandesa de la realidad, casi tan literal como la fotografía, no traza tanto la os o examina la topografía de su entorno como selecciona y remodela naturalmente la naturaleza para presentarla de forma ejemplar. Presenta los defectos en el encuadre.